Hacienda y el fiscal le acusaban de hacer rotar en su circuito comercial el mismo paquete con microprocesadores varias veces para simular una facturación falsa al exterior y deducir el IVA intracomunitario. «Cómo iba a mandar paquetes vacíos si en ese proceso trabajaban 25 personas. Había miles de firmas porque cumplíamos la norma ISO, teníamos un DNI de cada producto. Si rotase tanto se romperían las cajas», señala. Su asesor añade: «¿Qué tipo de delincuentes somos? ¿Atracamos tiendas vestidos de Chanel sabiendo que se va a romper la ropa?».
Ferreira recalca que sus clientes no eran «truchas» (firmas instrumentales) porque siguen activas y trabajaban con varios proveedores. Además, habían sido bien valoradas por las prestamistas de Crédito y Caución. «Ellos decían que yo lo monté todo y no es así. Creo que deben devolverme el dinero retenido», señala.