Paramos resurge de sus cenizas a los cuatro años de explotar la pirotecnia

Monica Torres
mÓNICA TORRES TUI / LA VOZ

TUI

Óscar Vázquez

Culmina la reconstrucción del barrio de A Torre, zona cero de la explosión del polvorín pirotécnico que mató a dos personas y arrasó decenas de casas en Tui

01 sep 2022 . Actualizado a las 17:20 h.

«Nunca seremos el mismo pueblo. Nos faltan vecinos y nuestras casas porque, pese a que las que hemos reconstruido ahora son nuestras, no son las mismas, ni las vistas tampoco, pero hemos aprendido a vivir de otra manera». La reflexión de José González, vecino de la conocida como zona cero de la explosión de Tui, sintetiza el sentir de la mayoría de residentes, a juicio del grupo de afectados que ayer se reunió en el centro del barrio de A Torre, frente al lugar en el que el 23 de mayo del 2018 estalló un polvorín de pirotecnia ilegal arrasando todo lo que había en 800 metros a la redonda.

Vivían a 50 metros de un arsenal con más de 2.000 kilos de materiales explosivos, pero no lo supieron hasta que voló por los aires matando a un matrimonio y dejando a dos niños huérfanos.

«Han sido cuatro años muy duros e intensos de una lucha continua, pero ya estamos en la recta final. El pueblo está reconstruido y esperamos cerrar ya en este ejercicio la asociación de afectados», indica Salvador García, presidente de esta plataforma.

De las 30 casas arrasadas se han levantado 21, y queda otra por falta de recursos que está pendiente de la licencia; la plataforma ha aportado 30.000 euros a la familia. Cinco vecinos decidieron reiniciar su vida fuera, y otras tres propiedades, segundas residencias, ya no se rehabilitarán.

Es el nuevo barrio y su nueva normalidad, aunque recelan del adjetivo porque «lo que nosotros queríamos era que no hubiera pasado nada y tampoco quería casas nuevas, solo nuestras vidas hasta entonces».

La procesión va por dentro y aún hay causas pendientes y heridas abiertas. «Falta resarcir moralmente a los vecinos y ver en prisión al culpable», afirman los afectados. El procedimiento está aun en instrucción pero esperan que se abra juicio este año contra el único investigado, el dueño de la pirotecnia. «De la justicia no esperamos nada. Sabemos que aunque vaya a la cárcel, en dos años estará en la calle y, en cinco libre, así que le a salir barato el daño que ha hecho. Pero queremos verlo entrar en prisión».

«Lo peor no fue el día de la explosión porque se tarda mucho en asimilar lo que pasó y lo que pudo haber pasado. Ver ahora las imágenes de La Palma, por ejemplo, provoca angustia vital porque sabes lo que sufren y lo que les espera», explica Emilia Muñoz, esposa de José González. Ni siquiera el confinamiento pudieron pasarlo en su casa porque no pudieron acabarla hasta junio. Las restricciones bloquearon la reconstrucción de todo el barrio .

«La normalidad nunca se recupera, te acostumbras a la nueva. Nos cambiaron la vida para siempre», abunda Presentación Álvarez. «Fue como empezar de cero, en la calle y sin saber si iba a haber alguna solución. Aunque ahora vivimos con normalidad, el susto queda para toda la vida», apunta Isidro González, el primero en atender aquel día a los menores del matrimonio fallecido antes de que lo evacuaran a él por las graves heridas que sufrió.