Jessi, la joven «superfeliz» que lleva 20 años sin un diagnóstico de su enfermedad

Monica Torres
mónica torres REDONDELA / LA VOZ

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M.MORALEJO

A punto de apagar las 27 velas, esta vecina de Redondela dice que su mejor regalo sería un contrato de trabajo en la ONCE

28 oct 2022 . Actualizado a las 00:30 h.

«Mi mayor deseo de cumpleaños es que la ONCE me contrate», deja caer Jessica Martínez a quince días de apagar las 27 velas. Entre sus aptitudes destaca unas «enormes ganas de trabajar» y «mucha labia», pero la mayor baza de esta joven de Redondela es ser es una auténtica «vendedora de ilusiones» de carne y hueso. La lucha de su familia y de decenas de especialistas de toda España y de Estados Unidos, desde hace ya dos décadas, es buscar un diagnóstico para la enfermedad rara que padece. Desde hace once años la obliga a depender de una silla de ruedas.

Jessi tiene miles de seguidores, pero más extraordinaria es la capacidad de resiliencia de esta mujer que supera cualquier adversidad con su infinita sonrisa.

«Tengo una discapacidad física de un 80 %, y una enfermedad, pero no estoy enferma y tampoco me considero diferente, sino especial», advierte.

Señala que esa enfermedad neurológica, «a pesar de ser desconocida, es la gran protagonista de mi vida». Hizo que a los seis años sus extremidades comenzaran a sufrir una pérdida progresiva de movimiento. Cuando cumplió los 18 tuvo que coger la silla de ruedas por primera vez. Ese fue el momento «más duro» de años de peregrinaje y pruebas médicas sin respuesta, según revelan sus padres, Hermy y Sesé. Ni entonces ni ahora hay límite posible para la protagonista de un testimonio que es un auténtico canto a la vida.

«Pese a la enfermedad, con Jessi todo es llevadero porque lo hace más fácil», destaca su abuela Margarita Martínez.

«Escribe que soy superfeliz y que estoy muy enamorada», insiste ella misma. La enfermedad desconocida hace que su voz sea un susurro y merma los movimientos de sus piernas y brazos, pero nada con lo que no pueda esta mujer de mente y corazón privilegiado que se pone el mundo por montera. Su cautivadora mirada habla y besa con el alma mientras susurra Gracias a la vida, la canción de Violeta Parra con la que vuelve a pedir que solo digan de ella que es «superfeliz». «Para mí, ser feliz es valorar los pequeños detalles, esos que muchos no valoran hasta que los pierden. Cuando caminaba no valoraba las cosas como ahora, por lo que realmente le doy gracias a la vida por estar en una silla de ruedas», dice.

«Me he acostumbrado a vivir con una silla de ruedas, aunque eso no quiere decir que no duela», afirma.

 Su experiencia es un revelador testimonio para cuantos inician la travesía en busca de un diagnóstico .«Siempre hay que luchar con una sonrisa porque la actitud es lo más importante y sonreír siempre más fácil que explicar por qué estás triste», sostiene. Considera que «la felicidad es un don que se tiene o no se tiene». Ella dice poseerlo «quizás de forma innata». Como método, aconseja el humor y el amor. «El humor nunca me ha faltado, ni el temor ni el dolor consiguieron borrarlo nunca», apunta Jessi, «completamente enamorada, que es la mejor medicina, de Omar».

M.MORALEJO

Defiende sin fisuras sus principios. «El que quiere puede» y «solo aquellos que sueñan pueden volar» son sus mantras. La popular consigna de Peter Pan preside hasta la cabecera de su cama. Tras dos décadas, no abandona la lucha, siempre con palabras de agradecimiento para todos. Hay varios nombres propios en la lista, como los doctores Fraga, Julio y Jesús Vázquez Almuiña, dice. «Carracedo es un dios, una gran persona», resalta la joven sobre el célebre médico que la ha acompañado siempre y «bromea con que soy la persona más investigada del mundo». Ahora, de su mano, inician un nuevo y esperanzador estudio dirigido por el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge.