Un cebreado invisible

La Voz

MOAÑA

11 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Esto se veía venir», es la frase más escuchada en Domaio después del atropello mortal. Los vecinos se lamentan de que el paso de cebra en el que murió María del Pilar C. B. está mal señalizado. Y es cierto. Apenas una rótulo vertical anuncia su llegada. Y muchas veces está tapado por los coches que están estacionados. Eso y la falta de iluminación provocan que, en muchas ocasiones, los conductores ni se den cuenta de la existencia del paso de cebra.

«Hay que esperar a que pasen tres o cuatro coches para que pare uno. Hace un rato un hombre reprochó a varios conductores que no le dejaban pasar. Es un problema que llevamos arrastrando desde que se creó ese paso de cebra, y nunca nadie ha hecho nada», se lamenta Natalio Fernández.

En dirección a Moaña, además, cuando el sol pega fuerte la luz tapa por completo el pintado de la carretera en esa zona, lo que unido a la falta de señalización convierte ese paso de peatones en muchas ocasiones en invisible para los conductores.

El tramo fatídico se sitúa en una gran recta en la que los conductores aprovechan para apretar el acelerador pese a que la velocidad máxima permitida es de 50 kilómetros por hora. «Como es una recta, todos aprovechan para acelerar», se lamenta Fernández.

«Aquí tendrían que poner un semáforo o un badén. Tienen que hacer algo», asegura otro vecino, Ángel Cortegoso. «Está toda Moaña chea de badenes e aquí non hai nin un», se lamenta otro.

Cada día, vecinos y hosteleros de la zona escuchan constantes frenazos en el paseo de cebra de la discordia para evitar atropellar a los peatones que pasan. Pese a que no se había producido anteriormente ningún otro atropello, son muy frecuentes los choques entre dos vehículos provocados por los frenazos al llegar al paso de cebra.

«Aquí non para ninguén. Da igual que te miren ou non, pasan coma se non houbera nada pintado na estrada», se lamente Vanesa Calvar, que trabaja en un bar situado frente al lugar del atropello mortal.