La eterna juventud de Loles Vila

alberto estévez ingelmo VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

M.MORALEJO

A sus 36 años, María Dolores Vila juega al fútbol en el Valladares, practica el gaélico y, además, es entrenadora

13 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Si ya resulta complicado compaginar dos deportes a un alto nivel, tener que dirigir a un equipo se convierte en misión imposible. Se dice que siempre hay una excepción que confirma la regla y, en este caso, no podía ser menos. María Dolores Vila (Gondomar, 1983), más conocida como Loles, jugó la temporada pasada al fútbol en Primera Nacional con el Valladares, al fútbol gaélico en el Turonia Gondomar y entrenó en la Escuela Deportiva Val Miñor, además de tener que trabajar y estar regateando su horario laboral para cuadrar todo.

Después de 10 años apartada del fútbol, Loles decidió volver a ponerse el mono de trabajo y jugar en la categoría de plata con el Valladares, categoría que ya disputó con El Olivo. «Cuando lo dejé estaba un poco cansada del fútbol, pero me entró de nuevo el gusanillo y me llamó Gabi Couñago (entrenador del Valladares) y me enganché», admite. El tiempo ha sido el mayor enemigo de Loles durante este curso, problema por el que se plantea continuar en los tres frentes que tiene abiertos. La delantera reconoce que es una «locura» y está pensando en dejar algo porque le falta tiempo y le estuvo «dando mucha caña al cuerpo».

La jugadora-entrenadora insiste en que su posible retirada de uno de los dos deportes no es una cuestión física, aunque tenga 36 años, y lo achaca todo a la falta de horas. Tiene claro que seguirá entrenando porque los niños le dan un impulso en su día a día: «Estoy segura de que voy a jugar a algo, todavía no sé qué deporte escoger, pero seguiré en activo y entrenando, cosa que me encanta porque los niños también me motivan». A día de hoy, parece que el fútbol gaélico pesa más sobre la balanza al exigirle menos horas de entrenamiento que el fútbol y por haber tenido la oportunidad de jugar un Mundial con la selección gallega en su primer año como jugadora.

Pese a que el fútbol siempre ha sido su prioridad, las tornas parecen haber cambiado y el fútbol gaélico es ahora su primera opción. La experiencia de jugar las semifinales de un Campeonato del Mundo en Irlanda y las aspiraciones de meterse en el próximo Europeo le proprocionan esa motivación que quizás el fútbol ya no le da. Además, el nivel de exigencia en un equipo de Primera Nacional es mayor y los desplazamientos por España son un lastre a la hora de compaginar todas sus tareas. Loles entró en el fútbol gaélico por la puerta grande, y es que llevar solo un año jugando y obtener resultados positivos de manera tan rápida puede que sea un factor determinante en su decisión.

A muchos y muchas profesionales del deporte les gustaría saber cuál es el elixir de la eterna juventud o la receta que hay que seguir para poder compaginar dos deportes y ser entrenadora con 36 años. «Supongo que será genética, porque la verdad no creo que sea cuestión de trabajo, esfuerzo y entrenar mucho. No es que no me cueste estar en forma, pero la verdad es que la cojo rápido», destaca entre risas. La clave está en que lo que hace no se puede convertir en un deber y que todo el tiempo libre vaya dedicado a ambos deportes, tal y como le ocurrió este año. «Aunque me llene, llega un momento en el que también tengo que hacer más cosas en mi vida. Tampoco quiero que sea una obligación, por eso paré de jugar hace muchos años», comenta. Eso sí, Loles tiene claro que seguirá en contacto con la pelota, ya sea dentro o fuera del terreno de juego.