Usuarios de la concesionaria Lugove piden poder esperar el bus sin mojarse
21 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En Baiona hay una parada de autobús donde los viajeros no esperan bajo una marquesina, sino bajo el toldo de un restaurante. Es en plena calle Elduayen, junto a la Praza Pedro de Castro, y se ha convertido —de forma involuntaria— en la única parada de Galicia con cafetería incorporada. Al menos cuando llueve.
La escena se repite cada día de mal tiempo: vecinos y turistas pegados a la fachada del restaurante, paraguas en mano, maletas a los pies y la vista fija en la carretera. No hay marquesina y el único banco cercano está pensado para el paseo, no para la espera del bus. El resultado es un punto de espera improvisado, incómodo y sin protección, donde los viajeros invaden sin querer el espacio privado del establecimiento, incomodando a los clientes, con la esperanza de no mojarse.
Recientemente, un grupo de peregrinos que realiza el Camino Portugués de la Costa llegó con tiempo de sobra para coger el autobús hacia Vigo. Como lloviznaba, se sentaron directamente en las mesas de la terraza —sin pedir nada—, con mochilas y chubasqueros mojados.
La imagen era elocuente: el restaurante convertido en refugio y sala de espera, sin más motivo que la falta de una infraestructura básica. Una situación que incomoda tanto a los viajeros como al propio negocio, que ve ocupadas sus mesas por clientes que no lo son.
Por esta céntrica parada pasan los autobuses de la empresa Lugove, que conectan Baiona con Nigrán y Vigo, además de servicios escolares. Se trata de rutas con una demanda diaria elevada, tanto por parte de la población local como de visitantes. Sin embargo, en el sentido contrario, en la rotonda de la estatua de Alfonso IX, en dirección a A Guarda, sí existe una marquesina moderna, cubierta y bien señalizada, a pesar de que son muchos menos los usuarios que hacen ese recorrido.
La comparación no pasa desapercibida. Vecinos de Baiona y usuarios del transporte público reclaman una marquesina digna también para la parada de la calle Elduayen. Demandan una instalación simple, con cubierta y banco, que permita esperar el autobús sin mojarse y sin tener que resguardarse en la terraza de un restaurante como si se tratase de un servicio público.
«Baiona no es solo para instalar terrazas para turistas», protestan. «También los vecinos tenemos derecho a unos servicios adecuados». La rúa Elduayen es el corazón del casco histórico, con vistas al puerto, mucho tránsito peatonal y una intensa actividad comercial y hostelera. Pero en plena postal turística, el transporte público sigue siendo el gran olvidado.
Mientras no llegue esa marquesina, el toldo del restaurante y la cafetería del Pazo de Mendoza seguirá haciendo de refugio improvisado para los usuarios. Y la parada, de símbolo involuntario de una dejadez urbana que contrasta con la imagen cuidada que se quiere proyectar al visitante. Una postal incompleta donde el autobús para, pero la infraestructura no llega.