El invierno trae de vuelta la nieve a Covelo y A Cañiza

Pedro Rodríguez
Pedro Rodríguez A CAÑIZA / LA VOZ

A CAÑIZA

Ambos municipios amanecieron ayer teñidos de blanco y muchos aprovecharon para disfrutar de un fenómeno que cada vez es más inusual

22 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Está fresquita a mañá», ironizaba un vecino de A Cañiza ayer a primera hora. Al abrir la ventana de su hogar se encontró un gran manto blanco en todo el municipio. Hacía años que no veía esa imagen. Inmediatamente, sacó su móvil para inmortalizar el momento. Los coches, los tejados y los campos estaban cubiertos de nieve. Esta estampa se producía en el centro urbano del municipio. Más arriba, en el alto de Fontefría, la imagen recordaba a otras latitudes. Todo estaba cubierto de nieve, también los árboles, que se arqueaban por el peso del manto níveo que los teñía.

En Covelo también entraron al invierno con nieve. Como en A Cañiza, los vecinos tampoco perdieron la oportunidad de inmortalizar el paisaje de todos los días teñido de blanco. Jose Manuel Fernández aprovechó la mañana para recorrer todo su municipio y sacar fotos de la nieve en distintos lugares de Covelo.

Las previsiones apuntaban que existía la posibilidad de que nevara el domingo y los primeros copos comenzaron a caer esta madrugada. Por la noche, sobre las 23.00 horas, todavía llovía con fuerza. En la autopista, a la salida del túnel de Folgoso, el coche ya avisaba de que podía nevar. El termómetro marcaba 4 grados, pero todavía no nevaba. Al poco, de madrugada, la lluvia se convirtió en copos que también tiñeron de blanco los arcenes y la mediana de la autovía. Por la mañana, hasta que empezó a llover, la nieve se mantenía por lo que se pedía precaución a la hora de conducir.

El manto níveo desapareció de A Cañiza durante el día, pero se mantuvo en gran medida en la Serra de A Franqueira y en el alto de Fontefría. Estos puntos son los que, históricamente, acumulan más nieve de la provincia de Pontevedra. La zona todavía conservan neveras que eran utilizadas por los monjes del lugar para acumular hielo y nieve durante el invierno.