Fichajes en las ruinas de Marbar

A CAÑIZA

Los obreros del grupo empresarial de Manuel Martínez Barros comienzan a encontrar trabajo tras recibir ofertas en la propia nave donde mantienen el encierro

27 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Se han visto en la calle de la noche a la mañana, pero ya hay algunos obreros que han encontrado un empleo días después del cierre de la empresa. Las ofertas de trabajo comienzan a llegar hasta la nave donde los trabajadores permanecen atrincherados. Una gran cuchilla para cortar piedra se ha convertido en un improvisado tablón de anuncios. Algunos constructores han empezado ya a colgar ofertas de empleo que analizan con detalle los operarios y se las pasan de mano en mano mientras dura su encierro en las instalaciones de Marbar.

La desaparición del grupo constructor de Tomiño ha liberado al mercado laboral de la zona mano de obra cualificada y con experiencia, la que más interesa a los empresarios. Muchos llevan más de diez años en el oficio y su contratación conlleva para los empresarios la ventaja de que no tienen que invertir en formación ni capacitación.

«Algunos de nosotros, como yo, ya hemos encontrado trabajo,», señala Manuel Alonso, que ejercía como carpintero en Marbar y ahora ha sido contratado por una empresa maderera de Tomiño «porque unos amigos míos, se enrollaron y decidieron contar conmigo».

Esta circunstancia va restando operarios dispuestos a permanecer atrincherados en la empresa. Los seis que trabajaban en A Cañiza ya han tirado la toalla. No les compensa seguir viniendo porque llevan poco tiempo trabajando y no esperan recibir una gran indemnización.

Encierros

Pero por el momento hay personal suficiente para seguir llenando los equipos de vigilancia durante las 24 horas del día. Los turnos son de cinco personas cada y uno y por tiempos de ocho horas.

«A mí tampoco me falta el trabajo en otras partes, pero seguiré colaborando en lo que pueda, viniendo los fines de semana o durante mi tiempo libre», afirma el delineante, Francisco Novoa.

Los trabajadores no quieren abandonar la empresa. Han decidido poner a salvo los bienes que quedan para que en el proceso de embargo judicial quede patrimonio con que responder a la deuda contraída.

Los afectados esperan que el proceso no se prolongue demasiado en el tiempo, porque tarde o temprano todos tendrán que buscarse un nuevo empleo, ya que la vida sigue después de Marbar. La mayoría tienen que seguir respondiendo como cabezas de familia.