De madre de jugadoras a alma de un club

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Bouzón fue una de las fundadoras de As Choqueiras, entidad redondelana donde actualmente hace de todo

27 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Déborah Bouzón (Redondela, 1977) practicó balonmano en el colegio, pero ahí quedó la cosa durante muchos años. Aunque este deporte había formado parte de su vida de manera circunstancial, fue a raíz de ser madre de cuatro hijas como la disciplina volvió para quedarse y ser parte fundamental. «Les dije a las niñas, también a mis sobrinas, que yo las llevaba a la actividad que quisieran, pero tenía que ser todas a la misma», cuenta. Así tenía que ser por razones logísticas, y así fue como recalaron primero en la SAR y luego en el Chapela. Hace cuatro años, decidieron formar su propio club, As Choqueiras.

Ahora, Bouzón ejerce de delegada de varios equipos, entrenador de un infantil y también de directiva, pues ejerce el rol de secretaria de la entidad de la que también fue fundadora. Ya en los clubes anteriores había sido delegada, en su afán por echar siempre una mano. «Me encanta tratar con los niños y creo que no se me da del todo mal. Me dediqué mucho tiempo a cuidar a personas mayores, que al final también son como niños», compara con ternura. Tenía mucha cercanía con el entrenador y todo ello hizo que comenzara a ejercer ese papel.

Una vez que fundaron su propio club, ya fue el momento de hacer absolutamente de todo. Incluido entrenar. «Sabía solo lo básico, pero me saqué el título de entrenadora y ahora dedico mis tardes al balonmano», detalla. No fue el único paso que tuvo que dar, pues poner en marcha un club deportivo era una aventura que le pillaba totalmente de nuevas. «No teníamos ni idea, cero patatero. Pero nos metimos a preguntar, a conocer los requisitos, a hablar con la Federación... Casi no teníamos tiempo, pero a veces las cosas así es como mejor salen», señala. Fue clave para poder sacarlo adelante contar con una directiva que califica como «la mejor» que podían tener. «Gracias a eso, somos pequeñitos, pero a la vez, muy grandes. Nos compenetramos mucho», recalca.

De cuidar a personas mayores cambió de trabajo hace años para ser comercial, lo que le da más libertad de horarios para dedicarse a As Choqueiras. Procura ser siempre delegada de los equipos de más edad de las estructura del club. «Son edades complicadas y a veces hay que estar firmes para que las niñas sigan su caminito bien», reflexiona a la hora de enumerar sus roles. Como entrenadora, dirige un equipo infantil y admite que lo de entrenar a alguna de sus hijas lo lleva «fatal». «Les exijo más a ellas que a nadie y me dicen que soy injusta, pero creo que debe ser así», escapando de cualquier trato de favor, comenta.

Como secretaria, se encarga de aspectos como los campus de verano, de dar a conocer el club en los colegios para captar gente y también de una cuestión capital: la búsqueda de nuevos patrocinadores y colaboradores. Explica que hay varios con los que llevan desde el principio, que les apoyaron cuando todavía estaba todo por hacer y les están eternamente agradecidos. «Son excepcionales. Nos echaron una mano desinteresadamente desde los inicios, cuando no teníamos ni equipaciones», recuerda.

Los inicios del club fueron con once niñas —cuyos padres fueron también parte imprescindible con su ayuda e implicación— y ahora están alrededor del centenar. «Las niñas adoran el balonmano. Es vida para ellas», asegura. Y se lo aplica a sí misma, que ya enlaza la temporada de pista con la de playa y apenas desconecta del deporte, algo que no se hubiera pensado hace unos años. «Nunca lo hubiera imaginado. Pero a día de hoy, nos lo quitan y nos morimos, nos falta la respiración», indica.

A Bouzón el balonmano le aporta «mucha satisfacción y felicidad», que aún son mayores cuando ganan, aunque los resultados sean, en realidad, algo secundario. «Soy muy competitiva y siempre gusta ganar, pero llego a casa feliz si veo que aquel niño o niña avanza algo, que consiguió coger el balón, dar tres pasos y tirar» cuando pensaba que le costaría más. Revela que ha habido momentos en que no lo han pasado bien y ha existido rivalidad mal entendida desde fuera que espera que desaparezca y solo haya sitio para la sana. «No sé si cualquier club de nueva creación hubiera aguantado lo que hemos resistido nosotros. Ha habido piedras grandes en el camino, pero seguimos adelante. Es un camino de fondo».

Presume de unas «ganas de crecer y continuar» que pueden con todo. «Confiamos en los niños y creemos que el balonmano es un deporte muy bonito que les hace bien», proclama. Su siguiente paso será sacar la temporada que viene su primer equipo sénior, del que formará parte su hija, que lo había dejado y lo retoma para participar de este nuevo paso tan especial.

No oculta que en ocasiones ha tenido que poner dinero de su bolsillo, pero merece la pena el esfuerzo. «El club es sin ánimo de lucro, todo el dinero es para los gastos de los equipos» y sus cinco entrenadores no perciben retribución alguna. Agradecidos al IES Pedro Floriani donde entrenan, solo piden más horas de pistas en Redondela para que sus equipos puedan entrenar.