El edificio derrumbado en Vigo se usaba de almacén y estaba pendiente de rehabilitación

Luis Calos Llera VIGO

VIGO

Oscar Vázquez

Los vecinos atribuyen el siniestro a los movimientos de tierras que se están realizando en la zona

25 may 2024 . Actualizado a las 19:26 h.

El edificio que se ha derrumbado parcialmente esta mañana en un callejón de Beiramar, a la altura del 127, en Vigo, es un inmueble centenario de piedra con grandes sillares que acogió en su día, hace más de veinte años, el restaurante Rincón, que daba servicios a los obreros y encargados de los astilleros de la zona. Ahora, servía de almacén a un vecino que quería alquilarlo cuando estuviese rehabilitado. En el momento del derrumbe estaba vacío, no así una pequeña vivienda que se encuentra en el mismo callejón, cuyo propietario permanece a salvo dentro mientras que el área ha sido acordonada por la Policía Local.

«Escuché un ruido y bajé rápidamente porque tenía el coche aparcado en el callejón», comenta Jaime Rivas, un vecino de la zona que explica que otra persona avisó antes a los bomberos. Según la Policía Local, el aviso lo recibieron a las 11.27, indicando que se había caído parte del tejado de la vivienda.

El inmueble tiene dos plantas de unos cien metros cuadrados cada una. La cubierta de tejas clásicas se apoya en unas vigas de madera. El hostelero que quería alquilar el local del bajo, el restaurante, asegura que el propietario había empezado a hacer obras de mejora y mantenimiento para poder rehabilitar el edificio entero. «Pero sufrió un ictus, tiene 90 años y con las secuelas no ha podido terminar las obras tan rápido como quería», señaló el usuario actual del antiguo restaurante Rincón.

Efectivamente, se hicieron obras de mantenimiento y se colocaron cerchas de madera para apuntalar las vigas que sostienen la cubierta. El bajo, además, estaba pendiente de una reforma a fondo para  poder volver a abrir el restaurante a pleno rendimiento en un momento de repunte del sector naval en la zona de los astilleros donde se ubica el edificio colapsado.

«El último arreglo del tejado fue hace un año», confirmó otro vecino, Manuel Soto, que vive en el 129, en un edificio que se encuentra junto al callejón. Teniendo en cuenta estas reformas, que han visto con sus propios ojos, los vecinos atribuyen el siniestro a la pérdida de estabilidad del inmueble debida al movimiento de tierras en la zona. Junto a los edificios de viviendas y naves de Beiramar se están excavando grandes zanjas para sustituir las tuberías viejas y canalizaciones. Una excavadora Takauchi aparcada a pocos metros del edificio siniestrado da fe de los trabajos que se están realizando para humanizar la zona de Beiramar. Los técnicos de Urbanismo tendrán que dilucidar a partir del lunes las causas exactas del derrumbe, según señalaron los responsables municipales.

Al lugar se desplazaron la concejala de Seguridad, Patricia Rodríguez Calviño, y los ediles Carlos López Font y Javier Pardo. En toda la zona comprendida entre la calle Ánimas y San Gregorio se estableció un perímetro de seguridad mientras los bomberos seguían retirando piedras del edificio que podrían seguir cayendo mientras lloran a su compañero Sergio. El operativo y los retenes están dirigido por el inspector principal de la Policía Local, Francisco Ferreira, que envió a la zona varias patrullas policiales y que supervisó la seguridad del vecindario.