90 años y se tira de cabeza a la piscina

Monica Torres
Mónica Torres A GUARDA / LA VOZ

VIGO

Óscar Vázquez

La guardesa Domitila aprendió a nadar a los 65: «Me cambió la vida»

03 mar 2023 . Actualizado a las 00:12 h.

Domitila Vicente Franco es la socia más veterana de la piscina de A Guarda, tanto por antigüedad como por edad. No sabía nadar cuando abrieron las instalaciones hace 25 años, pero ese mismo día y, por indicación médica, se inscribió con otras 13 amigas del club de mayores de la villa. Un cuarto de siglo después es la única del grupo que sigue acudiendo a diario a las instalaciones. A un mes de cumplir 91 años, es todo un ejemplo de vitalidad.

«La piscina me cambió la vida. Si no, ya estaría encamada», asegura.

Con 65 años, su médico le aconsejó la natación para hacer frente a los problemas de osteoporosis y artritis, agravados por una dismetría en las piernas que le provocaba numerosas caídas. «¿Cómo va a ir una vieja como yo a la piscina y además que no sabe nadar?», recuerda que se preguntó. «De pequeña nos mojábamos las piernas cuando íbamos con las vacas a Salcidos, pero nada más», apunta.

Y se tiró a la piscina. Sábados y domingos incluidos antes de misa. Hasta el año pasado. Ahora no va los fines de semana, pero esos días pasea 1,5 kilómetros diarios con su andador por el puerto. Difícil contar los que ha recorrido por la calle 2 de la piscina, porque nada a braza, a espalda y a mariposa durante una hora cada mañana. Llueva o haga frío, en verano e invierno. «Al principio las vecinas me decían: ‘Dices que estás enferma, pero vas a la piscina, mientras ellas se quedaban en casa'», explica. «Ahora estoy mucho mejor de los huesos que hace 25 años, porque aprendí a nadar y no falto nunca», predica con el ejemplo.

Utiliza un andador para moverse, pero le sobra en el agua. «Me tiro de cabeza a la piscina porque no puedo bajar bien la escalera y luego me hago unos largos de braza y espalda», dice con naturalidad. Después se va al jacuzzi: «Los chorros me vienen muy bien y acabo en la sauna».

Nada sorprende a cuantos la conocen, incluido el personal de la piscina, que destaca su ejemplo de «fuerza, superación y voluntad». La mujer que ahora se tira a diario de cabeza a la piscina con casi 91 años fue multada hace diez por «intentar entrar por la fuerza en el Concello de O Rosal» o «saltarse un cordón policial» con su andador. Se convirtió en la preferentista más popular de Galicia y llegó a ser trending topic con el hastag #TodosSomosDomitila. A día de hoy aún la reconocen por la calle muchas personas. «Fueron años muy duros, pero aprendimos a luchar y éramos como una gran familia. Aún mantenemos aquellas amistades», afirma.

 «No hay nada que se interponga en su camino. Tiene más energía que yo, y ni gafas usa», advierte su hija Beatriz.

Domitila vive con ella desde hace un año. Antes, estaba en su propia casa, cuidaba su huerta y recorría a pie a diario un kilómetro con su andador hasta la piscina. Su entusiasmo es arrollador. «Mi vicio diario son las sopas de letras y echar la brisca después de comer», confiesa. Por las mañanas, está en la piscina y, de cinco a ocho, en el club del jubilado, donde disfruta con la compañía de sus amigas de cartas y de un café antes de volver a casa. Los viernes, además, participa en los talleres de decoración que ha puesto en marcha el Concello para adornar las calles de su villa. Mantiene sus rutinas diarias sin más dieta que la de un plátano tras las piscina y la filosofía de disfrutar al máximo del momento. «Si vivimos, mañana vuelvo a la piscina y el 20 de abril cumplo 91 años», dice como pez en el agua.