Con raqueta o pala, pero en el podio

M. V. F. VIGO

VIGO

M.Moralejo

Marta González se dedicó hasta los 20 años al tenis, fue campeona gallega y ahora acaba de ganar el torneo autonómico del pádel, su nueva disciplina

17 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Marta González Niño comenzó a jugar al tenis cuando tenía siete años. No fue hasta pasados los 20 cuando, saturada de competir en este deporte, decidió inclinarse por el pádel. Y tras haberse proclamado el pasado domingo campeona gallega absoluta junto a Laia Álvarez, puede decir que lo ha conseguido en los dos deportes. Al de la raqueta sigue ligada ahora como monitora y el de la pala es por el que se ha decantado para dedicarse profesionalmente a él.

Cuenta que, aunque venían entrenando bien, no quería ponerse como meta el triunfo, sino ir «partido a partido», como así hicieron. Además, no llevan demasiado tiempo juntas. «Somos muy buenas amigas, al ser de Galicia sí que viajábamos siempre juntas y se notaba en la pista la química que tenemos», comenta sobre el que considera el factor más importante. «Como en todas las parejas, del tipo que sea, tiene que haberla. Si dos jugadores son muy buenos pero no se entienden dentro y fuera de la pista, va a haber un momento en que una pareja que no es tan buena pero se entiende bien le va a superar», desgrana.

Aunque aún no sabe si seguirán compitiendo juntas o no, a Marta le gustaría. Y los resultados las avalan. «Durante el día que ganamos, creo que ninguna de las dos lo asimilábamos. Y tardamos. Fue una mezcla de muchas cosas. Aunque imagines que hay posibilidades, hasta que lo consigues no es lo mismo», expresa. En cuanto al camino hacia la final, aunque favoritas en la mayoría de los cruces, asegura que no fue «nada sencillo». En su cuatro se midieron a «chicas jóvenes que no tienen nada que perder y que lo están haciendo muy bien», por lo que en ningún momento se confiaron.

González Niño explica que no es que llegase a compaginar ambos deportes, porque al tenis se dedicaba «al 200 %» y siempre fue su primer deporte hasta que tenía 22 años. «El pádel era para pasármelo bien, aunque jugaba algún que otro torneo y fui convocada con la selección de menores un año», rememora.

A la vuelta de estudiar en Estados Unidos con una beca centrada en el tenis, decidió empezar a tomarse más en serio el pádel. Pero no fue hasta el pasado verano cuando ya hizo el cambio definitivo. «Desde entonces estoy entrenando cuatro o cinco días a la semana, intento ir a los torneos y estoy empezando a dedicarme profesionalmente», dice.

A la hora de abordar el porqué de este cambio tras toda una vida sosteniendo una raqueta, lo tiene claro. «El tenis, psicológicamente, te acaba destrozando. Es un deporte muy difícil, juegas sola y eso quema mucho», desgrana. Al llegar de Estados Unidos, sintió que necesitaba un cambio de aires y puso el foco en la pala. «Disfrutaba jugando y me recordó a los buenos tiempos del tenis. Pensé que si disfrutaba con el pádel, debía seguir con él. Y el tenis pasó a la historia», dice.

Pero es pasado solo en lo que se refiere a la competición, y ni eso del todo. «Soy monitora en un club de Nigrán y este año un compañero de allí me animó a jugar con él el doble mixto y quedamos campeones gallegos», revela. Porque tras un tiempo desvinculada, no olvida que fue «una parte importante» de su vida «durante mucho tiempo». El cambio, además, coincidió con una época en la que hicieron recortes por el covid en el colegio en el que trabajaba y las clases de tenis fueron la mejor forma de compaginar trabajo y pádel.

La gran diferencia entre los dos deportes es para Marta «que en uno estás solo en la pista, no tienes ni el apoyo del entrenador», al contrario que en el que practica ahora. Además, el tenis supone «mucho más sacrificio», recalca. «Supongo que terminará cambiando, porque el pádel aún está empezando a explotar ahora», constata.

Cuenta que son muchas las personas que, como ella, pasan del tenis al pádel. Y considera que supone una ventaja. «Tiene partes negativas, porque arrastras vicios, pero son muchas más las ventajas frente a alguien que empieza de cero a coger una pala. Los golpes los tienes todos», explica.

Ahora los niños empiezan a jugar directamente al pádel, pero no era lo habitual. «Es mejor empezar directamente desde pequeñito, pero para alguien de mi edad, si no hubiera cogido una raqueta en mi vida me hubiera sido mucho más difícil llegar a donde estoy ahora que habiendo jugado al tenis», zanja.