El viraje al oro de Miguel Martínez

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El nadador vigués, cansado de no tener beca en Galicia, consiguió entrar en la Blume, cambió por completo el entrenamiento y sumó dos medallas en el Nacional de invierno

01 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cansado de cubrir el trayecto Vigo-Pontevedra, de estar sin beca y de gastar los ahorros de sus padres en viajes para competiciones, Miguel Martínez Novoa (Vigo, 2000) decidió solicitar una beca en la residencia Blume de Madrid el pasado verano. Su petición fue atendida y desde septiembre está becado en Madrid, participando de un nuevo ciclo de la natación española. Y el cambio le ha sentado de maravilla a tenor de lo visto el pasado fin de semana en el Campeonato de España de Palma de Mallorca. El vigués, que ahora defiende los colores del Canoe, se colgó el oro en los 200 mariposa y la plata en los 100. En la distancia larga batió su propio récord gallego absoluto (1m 57s 37c) y en la corta, rebajó la marca vigente de Marcos García para dejar el crono en 51.81 segundos.

«En Galicia no se me becaba porque en teoría no cubría los requisitos para entrar en el centro del alto rendimiento a pesar de ser el mejor nadador gallego. Llevaba muchos años estando ahí arriba y no me daban la beca, por eso este año mis padres me propusieron solicitar una beca en Madrid», dice de la génesis del cambio, antes de explicar que «me la concedieron en base a mi progresión de los últimos años y decidí venir. Soy un deportista de 21 años y tenía que buscarme la vida, no podía desaprovechar esta oportunidad», comenta el nadador vigués sobre el giro radical que le dio a su vida.

Abandonó Galicia, cambió el Náutico de Vigo por otro histórico como el Canoe y en Madrid se encontró con un nuevo técnico que llegaba a la Blume desde Inglaterra y con un preparador físico griego. Bajo la dirección de ambos, está experimentando un nuevo método de entrenamiento. «Lo que estoy haciendo ahora no acostumbraba a hacerlo antes. Es como un método de entreno más americano, unos entrenos a los que no estaba acostumbrado. Hay días que hago menos volumen que antes, pero la intensidad varía. Es mucho de fijarse en detalles técnicos y le dan mucha importancia a los pequeños aspectos», comenta. Miguel precisa también que en la Blume el trabajo está mucho más centrado en su especialidad (la mariposa) y en su distancia (100 y 200 metros). «Antes, la mayoría del trabajo era fondo aeróbico a crol y esto está mucho más enfocado a mariposa y a mi distancia».

«Vivo de esto entre comillas»

El viaje a la residencia Blume también ha supuesto un alivio económico. «Ahora se puede decir que estoy viviendo de la natación entre comillas. No estoy gastando y antes gastaba lo de mis padres. Cada vez que había una competición, tocaba desembolsar no sé cuánto dinero», dice. Tiene la manutención y la estancia pagadas y el club corre con todos los gastos en materia de desplazamientos para las competiciones.

Tres meses después de llegar a Madrid, vivió su primera prueba de fuego competitiva el fin de semana pasado en Mallorca en el Nacional de invierno, y la cosa no pudo salir mejor. «Iba con la intención de ser campeón» y lo consiguió. El primer día se colgó la plata en los 100 mariposa. «En preliminares nadé un poco lento, reservando fuerzas, y a la tarde me veía capaz de rebajar mi tiempo a los 52, pero lo que no esperaba era haber hecho 51, que era un tiempazo, y que consta como récord gallego». Se colgó la plata con 51.8 segundos.

Al día siguiente, y pese a no descansar de la mejor manera «porque estaba en las nubes», redobló la apuesta y se subió a lo más alto del podio en los 200 mariposa. «Por la mañana también reservé un poco de energía, tuve una prueba cómoda, hice un 1.58 y me clasifiqué segundo parar la final y a la tarde pretendía rebajar mi propio récord gallego (1.58) y lo dejé en 1:54:9», repasa.

«Hice un buen campeonato»

Tiempos y marcas que confirman su progresión: «Estoy muy contento con los tiempos, pero sobre todo con la forma con la que he nadado. Creo que hice un buen campeonato y que repartí muy bien mi energía. Salió el trabajo que vine haciendo en los últimos meses». La cita balear fue en piscina corta, en donde mejor se desenvuelve «porque me aprovecho mucho de las subacuáticas y los virajes y en la larga cuesta», aunque ahora ya entrena todos los días en una pileta de 50 metros y poco a poco también irá progresando.

Con las dos medallas al cuello, casi no tiene tiempo para digerir el éxito. Este fin de semana se marcha a Castellón «a un campeonato bastante importante de ámbito nacional» y en enero estará con el equipo nacional en una concentración en Lanzarote. Dos citas en un calendario que Miguel Martínez tiene enfocado para llegar a tope el próximo mes de abril al Open de primavera. «Es la competición más importante del año a nivel nacional», apunta el vigués, que por el momento no quiere pensar en los Juegos Olímpicos de París a tres años vista. «Para mí ya es un paso grande estar becado en Madrid y conseguir estos resultados». Paso a paso.