El salto de Nacho Silva

m. v. f. VIGO / LA VOZ

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CEDIDA

Tras 14 años en el Celta de baloncesto, el vigués entrena en la base del Estudiantes

10 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras 14 años entrenando en su casa, el Celta, Nacho Silva (Vigo, 1988) sentía que necesitaba un cambio. Y la búsqueda de nuevos retos le ha conducido al Estudiantes, donde lleva dos meses de adaptación y aprendizaje. No fue un paso fácil, pero se muestra satisfecho de haberlo dado al tiempo que mantiene los vínculos con el club celeste, al que en absoluto tiene las puertas cerradas de cara al futuro.

Fue hace un par de años cuando el técnico entró en contacto con una agencia, convencido de que «tocaba cambiar y probar cosas nuevas». De ese modo se le presentó la opción de Estudiantes. «Fue una decisión complicada. El Celta es mi casa, siempre estuve fenomenal y tengo un gran recuerdo. Pero a veces necesitas verte en situaciones diferentes y experimentar en otros sitios», desgrana el que fue segundo de Cristina Cantero. Su actual club le daba eso.

A la pregunta de qué le sedujo del club madrileño, comienza destacando que el hecho de que una entidad como esa se interese por ti no es moco de pavo. «Es un club con mucha historia, de los grandes», introduce el preparador. A esa carta de presentación se sumaba el proyecto concreto que le pusieron encima de la mesa. «Me interesaba mucho lo que me ofrecían. Se hablaron las condiciones y al final salió adelante», subraya.

Silva se hace cargo del júnior A, que está después del primer equipo, así como del cadete de primer año y, a mayores, del trabajo individual con los chicos que están becados en la residencia. Asumir varias funciones no es nada nuevo para él, que también en Vigo compaginaba varios roles. «El deporte está como está y es difícil vivir exclusivamente de una cosa. Lo normal es hacer varios trabajos... iba a decir pequeños, pero no lo son», aclara. Es necesario para reunir «un salario digno», pero la pasión con la que vive el baloncesto hace que lo lleve de la mejor manera.

De Estudiantes le ha impresionado comprobar in situ la magnitud y el funcionamiento de la entidad. «Es un club muy grande y sorprende al llegar y ver cómo funciona. Tiene cantera masculina y femenina con el primer equipo de chicas compitiendo en la máxima categoría y Europa y los chicos, aunque en LEB Oro este año, con un equipo de primer nivel», comenta. El tamaño y el hecho de tener chicos y chicas son las grandes diferencias respecto a Vigo, dice. «A nivel de estructura, es difícil encajar todo. Necesitas pabellones, medios, entrenadores.. Muchas cosas para que el engranaje resulte». El trabajo de todos es básico para sacarlo adelante, destaca.

Una responsabilidad diferente

Nacho Silva no oculta que fichar por el Estudiantes le ha supuesto «una responsabilidad diferente» dado el paso que supone. «Significa salir de casa, trabajar en otro entorno... Eso te genera dudas y piensas que hay la posibilidad de que no salga bien», analiza. Se preguntaba cómo se iba a ver en otro sitio completamente distinto al que había sido su lugar de trabajo durante 14 años.

Nunca antes había trabajado lejos de Vigo, pero cuando sintió que era el momento de marcharse, estaba dispuesto incluso a irse al extranjero si se hubiera dado esa opción. «Estaba abierto a todo. Si te quieres dedicar a ser entrenador de baloncesto, necesitas estar dispuesto a estar un día en casa, otro a 600 kilómetros y otro más lejos», reflexiona. En su caso, ya se veía preparado para «abandonar el miedo y tirar hacia adelante».

Se comprometió por una temporada y va paso a paso porque «nunca sabes lo que va a pasar». Ya adaptado a una ciudad «muy diferente que al principio costó», ha contado con el apoyo de compañeros y jugadoras y ya se siente aclimatado. Los resultados también están acompañando y solo queda seguir trabajando para no dejar de crecer.