650 personas, mayoritariamente del área de Vigo, disfrutaron de las Cíes el primer día que comenzaban los viajes de las navieras con mascarilla y guardando distancias
21 jun 2020 . Actualizado a las 20:52 h.Quién iba a decir hace seis meses que para viajar a las Cíes en verano habría que hacer cola enfundado en una mascarilla para embarcar. Ayer fue así, a pesar de los 23 grados que marcaron los termómetros, y manteniendo rigurosamente la distancia de seguridad entre pasajeros. La imagen inédita no impide corroborar el tirón turístico que tienen las islas de los dioses, como las llamaron los romanos.
Desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde la explanada del Náutico se volvió a empapar de visitantes con gorros de paja y bolsas al hombro rebosantes de barras de pan, algunas sillitas de playa de rayas blancas y azules, mucha gafa de sol e, incluso, tiendas de campaña plegables para el cámping. «Y también me llevo una rebequita para el regreso en barco. Volvemos a las 19.15 y no quiero coger frío. ¿Qué te voy a contar del tiempo en Galicia...?», apuntaba Ana Comos, una de las visitantes que estaba en el muelle desde primera hora para coger el barco de las 10.45 con a su marido.
A mitad de esta semana, La Voz contó que había 347 reservas para visitar el archipiélago este fin de semana, además de 80 autorizaciones de fondeo concedidas en las aguas del parque. Hasta el sábado, la compra de billetes fue en aumento y, finalmente, este sábado hubo 650 pasajeros saliendo desde los puertos de Vigo, Baiona y Cangas, y para hoy domigno, al cierre de este edición, se habían vendido ya otros 400 billetes.
A pesar de que la cola del barco de las 12.30 la encabezasen un matrimonio de Ribeira y tres grupos con acento portugués, la mayoria de los viajeros fueron de Vigo y su área. Andrea Cordero, su marido y su hija son un ejemplo, con reservas de última hora. «Se nos ocurrió ayer y compramos los billetes. Queríamos hacer un plan diferente», relata la madre. Madrugón y a las 10.30 ya estaban esperando en el muelle 2 para embarcar.
Los nubarrones que cubrían parte del cielo en la ría de Vigo ayer por la mañana fueron desapareciendo conforme pasaba el día. No obstante, Pedro Gil y su hermana Sara agradecían las temperaturas moderadas para, una vez llegaron a las Cíes, practicar senderismo y cubrir la ruta del Faro. «Nuestro plan es el mismo», decían riéndose Juan Carlos Palacios e Isabel Maraña. Eran los siguientes en la cola multitudinaria que llegó a bordear la piscina del Real Club Náutico, sobre todo por aquello de mantener las distancias.
Eugenia García y 17 compañeras más de Valadares tampoco quisieron perderse el reencuentro con las islas. Las 18 vecinas estuvieron cosiendo mascarillas durante el confinamiento. «Vimos en las redes sociales que la Xunta había promocionado los viajes a Cíes y nos pareció buena idea», explicó García, presidenta de la Asociación del Cristo de la Victoria. Después de millares de producir millares de protecciones en los últimos tres meses «nos vamos a la playa y a descansar», explicaban las de Valadares. Una recompensa bien merecida.
La mayoría compraron los billetes de ida y de vuelta fechados para el mismo día. Pero ya había inscritos para estrenar el cámping este fin de semana: Daniel y Andrea, dos jóvenes que llegaron a la dársena del Náutico cargados como mochileros, con varias bolsas a sus espaldas y con la tienda de campaña plegada entre los hombros. «No sabemos si tendremos tiempo de hacerlo durante el verano», se justificaban. Se quedarán hasta el lunes. La misma estancia la tiene planeada una familia rumana, auténticos fans del cámping de las Cíes.
18,50 €
Billete para adultos
De 5 a 12 años pagan 7 euros y los menores viajan gratis.