Hasta pronto

Emma Álvarez Posada TRIBUNA

VIGO

21 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha ido un ángel. Y seguro que si existe algo más, habrá entrado en ese lugar por la puerta grande. No era una persona normal. Era un ser muy especial y único, de una gran inteligencia. Cariñoso, amigo de sus amigos, buen hijo, buen hermano, buen marido y todo un padrazo. Sencillo y bondadoso como nadie.

Todas estas palabras no pretenden ser el típico tópico de cuando alguien se muere. Son una gran realidad. Personas como él son una entre un millón. Luchó como un valiente en la guerra del CÁNCER (así, con mayúsculas, como quería que se pusiese y dijese, sin tapujos ni rodeos). Le siguieron multitud de soldados en lo que, pensábamos, iba a ser solo una batalla con final feliz. Su forma de enfocarlo fue admirable. No perdía ese humor Rabudo y esa retranca gallega.

Y todos hemos aprendido. Ha dejado un gran legado: hay que vivir cada día como si fuera el último, a pesar de la vorágine de nuestros trabajos, de nuestras preocupaciones cotidianas... Saquemos tiempo para estar con los nuestros, tanto con la familia como con los amigos. No es cuestión de planificar el futuro, pues en realidad este no existe, sino de tomar un café o de compartir una comida con tus seres queridos. Y por qué no, decirles que los queremos. Porque muchas veces se da por hecho, pero no se dice. Saquemos tiempo para estar con quienes se acaban convirtiendo en tu familia. Llámalos, queda con ellos, aunque solo sea un minuto, pues todos esas personas son el mayor tesoro que tenemos, no lo material.

Yo fui uno de esos soldados que lo acompañaron, con perdón, en su puto CÁNCER, y nunca sabrá lo mucho que me ayudó. Estará conmigo hasta el fin de mis días. Por eso es mi ángel. He sido una de tantas personas que han tenido la fortuna y el privilegio de conocer a Nacho Mirás.

Hasta siempre, Gladiator.