«Solo pedimos un atraque de pasajeros de precio razonable»

j. l. vigo / la voz

VIGO

21 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia más lastimosa relacionada con el patrimonio marítimo vigués la protagonizan Sesé Otero y Jacobo Costas. En 1997 pagaron un millón de pesetas por un despojo marítimo llamado Hidria Segundo, un aljibe que durante varias décadas surtió de agua a las embarcaciones que recalaban en Vigo. Con mucha ilusión y pericia, Sesé y Jacobo iniciaron la restauración del barco, que pasó por varios astilleros previo nuevos desembolsos económicos logrados a base de créditos bancarios. Pudieron hacer que el Hidria Segundo navegase, siendo el único barco de vapor en activo en España. Sin embargo, todo se puso en contra debido a cuestiones puramente administrativas. «Ni tan siquiera hay una ley de patrimonio marítimo porque tampoco hay sensibilidad con este tema», señala Sesé Otero. La Xunta no contempla la figura de embarcación histórica, por lo que es gravada como cualquier otro barco. Además, no disponen de atraques de pasajeros por lo que tampoco pueden dedicarse a esa actividad. Lograron salvar un barco histórico pero nadie les ayuda. «Jacobo está trabajando de carpintero en Cartagena para poder pagar los créditos que pedimos», apunta Sesé, que se quedó con sus dos hijos en O Grove.

Respecto al caso del Bernardo Alfageme, está convencida de que a nadie importa el barco, «para ellos, solo es una pelea política». Sí tiene claro que un barco debe estar en un sitio en el que las personas puedan entrar a verlo. «En el Museo do Mar no hay calado para él pero ya se estudió en su momento la posibilidad de colocarlo sobre una peana para que la gente pudiera entrar, lo que no está bien es que solo se mire por fuera como si fuese un monumento», añade.

Sesé Otero recuerda que otros barcos históricos de propiedad privada han tenido de marcharse de Galicia por la desprotección existente. «¿Dónde está el pailebote Nieves o la goleta Raque C? Pues, se han ido a Canarias y no me extrañaría que les acompañara el Nauja», señala. Sesé Otero afirma que no hay mucho criterio por parte de los políticos, que desconocen que este tipo de embarcaciones generan puestos de trabajo, tanto para tripulantes como para los talleres encargados de mantener los barcos. «Mirá el caso de La Pinta, en Baiona; mucha gente relaciona la villa con el barco histórico y lo visitan sin depender de que haya sol o día de playa, generando sinergias con otros sectores», afirma.

«Nosotros no pedimos una ayuda o una subvención, solo pedimos un atraque de pasajeros con precios razonables», manifiesta. Mientras tanto, el barco lleva cuatro años sin entrar en un varadero para hacer tareas de limpieza de casco y, por lo tanto, sin poder navegar. «No tenemos los quince mil o veinte mil euros que cuesta al año mantenerlo operativo».

La maquinaria de este barco es un auténtico tesoro porque pertenecía al Hidria Primero, barco construido en 1905 y que también ejerció las labores de aljibe en el puerto de Vigo. Todo ello, depende de un matrimonio que un día se endeudó por un ideal, que pertenece al patrimonio marítimo gallego, pero que nadie quiere proteger.