Las ANPA de los colegios públicos de Vigo quieren que los niños de familias sin recursos se aseguren una buena alimentación al término de este curso
05 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Padres de alumnos de los colegios públicos de Vigo pretenden que los escolares cuyas familias carecen de recursos se aseguren la alimentación en verano, una vez que finalice el curso y cierren los comedores escolares. Proponen para ello que el Concello deje abierta alguna de las instalaciones de forma que ningún alumno pase hambre en el período vacacional.
En principio, los escolares que se pueden encontrar en estas circunstancias rondarían la decena, aunque las ANPA (Asociacións de Nais e Pais de Alumnos) y los propios directores de los centros reconocen que podrían ser más y ocultarlo por dignidad. Tampoco son muchos los colegios que lo confiesan abiertamente, aunque no niegan que exista tal posibilidad.
Tras reunirse el pasado martes para elaborar las conclusiones del sondeo llevado a cabo, la Federación Olívica de Asociacións de Nais e Pais de Alumnos (Foanpas) dejó ayer en manos del Concello de Vigo la solución del problema. Existen dos posibilidades: bien con la apertura de un comedor en verano que aglutine a los afectados de los diversos centros o a través de ayudas del departamento municipal de Benestar Social. Esta última fórmula fue la utilizada por el Ayuntamiento el pasado curso, una vez que la Foanpas puso en su conocimiento la situación. El Concello tuvo en cuenta el hecho de que fueran pocos los alumnos y que supusiera menos gasto para las arcas municipales.
Ejemplos
Tanto la dirección como el ANPA del colegio Ramón y Cajal (Picacho) admiten que hay muchos niños con necesidades de todo tipo, que acuden a clase sin desayunar y a los que los propios profesores les compran un zumo o galletas para que se echen algo a la boca.
En Coutada, de Beade, tienen constancia de la existencia de familias que lo pasan mal, igual que en A Paz, de Coruxo. Una portavoz de las ANPA de este último centro admite que no pueden saber con exactitud cuántos alumnos hay en esa situación: «Siempre hay entre tres y seis casos, piden el pan que sobra para llevar a casa, otros lo esconden en la mochila». En su opinión, es una pena que los escolares no puedan llevar la comida que sobra a casa en un táper en lugar de tirarla, como se hace. Como mínimo, cree que es injusto.
Ese tipo de prácticas no están permitidas por temor a que se produzcan intoxicaciones entre los alumnos como consecuencia del traslado de los alimentos en condiciones inadecuadas.
En el colegio Carballal de Cabral tienen dudas sobre la posible existencia de uno o dos casos y los padres no ocultan su preocupación por lo que pueda pasar en verano. «A veces en esa época se hacen cargo de ellos los abuelos y eso les salva», comenta una madre de la asociación del centro, quien añade que se puede dar el caso de padres que cobran un dinero y no lo invierten en comida para los hijos.
Las restricciones no solo afectan a la alimentación. También hay niños que dejan de acudir a las actividades extraescolares por no poder pagarlas. En estos casos lo habitual es que las ANPA se hagan cargo de ellas, como en Carballal, tanto con las actividades como con las excursiones.
Además de los anteriores, otros centros de Vigo tienen dudas sobre la alimentación que reciben en casa algunos de sus alumnos. El hecho de no poderlo comprobar es lo que los retrae a la hora de adoptar medidas.
Desayunos
La preocupación por la desnutrición de los alumnos es uno de los temas que más preocupan a la comunidad escolar. Directores y asociaciones de padres admiten que se trata de un asunto delicado, pero que no por ello hay que ocultarlo, al ser algo existente en la sociedad actual que es necesario afrontar.
Tras constatar que había escolares cuya única comida al día era la del comedor escolar, Foanpas estudió el pasado año la posibilidad de implantar desayuno en el curso que ahora termina, al menos en los casos de más necesidad. La federación reconocía que ya se estaban generalizando situaciones penosas que hace años se detectaban en zonas como Teis y Coia. Sin embargo, la implantación de los desayunos no se llevó a cabo, entre otras razones por motivos económicos.
Las asociaciones de padres gestionan 31 comedores en los que ofrecen 2.400 almuerzos. La mayoría son atendidos por el sistema de cátering, aunque se dan casos en los que es el propio centro el que se hace cargo. El coste ronda el millón y medio de euros.
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