El Concello elimina zona verde y mantiene el tráfico y edificios en ruinas
23 dic 2012 . Actualizado a las 07:10 h.La política de tala de árboles de gran porte, que desde hace unos meses desarrolla el Concello, ha fijado ahora su objetivo en el histórico monte de O Castro.
Como sucedió en casos anteriores, la actuación ha generado polémica, no solo desde el punto de vista medioambiental, sino histórico, al tratarse del primer asentamiento urbano de Vigo. Incluso los partidarios de desbrozar el parque más turístico de la ciudad están convencidos de que los operarios se han pasado con la motosierra.
Los criterios utilizados para las talas masivas siempre son los mismos: peligro de desplome y miedo del Concello a tener que indemnizar por daños.
Teniendo en cuenta que el pasado temporal se llevó por delante un árbol en Samil, la próxima actuación podría cebarse con la playa viguesa.
El arquitecto y estudioso de O Castro Jaime Garrido no cree que la tala en este monte tenga que ver con la limpieza del entorno del castillo para favorecer su visibilidad. «Si hubiera interés por que se viera la fortaleza, lo primero que tendría que hacer el Concello sería derribar o trasladar el edificio del antiguo restaurante El Castillo, que es lo que más se ve; es un pastiche, una imitación de un pazo sin ningún valor, que oculta el castillo del siglo XVII», comenta. Es partidario de una limpieza del monte con el beneplácito de un ingeniero agrónomo que controle las especies importantes y descarte las que carecen de valor y el matorral, de forma que no absorban las murallas como sucede en la actualidad.
Recuerda cómo los propios jardineros, sin contar con nadie, plantaron en su día alrededor de la muralla con la intención de ocultarla. «Creo que esos muros no se deben ocultar, sino que tienen que exhibirse, forman parte de la arquitectura militar del siglo XVII y, además, es el único castillo completo de Galicia del siglo XVII», explica Garrido. Lamenta que O Castro se haya convertido en un párking gratuito a cualquier hora del día y alude al caso de El Retiro, «que se convirtió en un verdadero parque cuando dejaron de pasar los coches». Está convencido de que un espacio de la categoría de O Castro no debe tener tráfico o, como mucho, limitado, y tiene que contar con buen servicio de transporte público. De esa forma se evitaría que las personas que acuden a pasear o a hacer deporte respiren gases como consecuencia de la contaminación.
La tala de árboles más polémica ha sido hasta ahora la efectuada recientemente en la avenida de Castelao (Coia), donde el Concello tenía previsto cortar 131 ejemplares.
Ya durante el primer mandato de Abel Caballero, la entonces concejala de Jardines (hoy de Hacienda), Raquel Díaz, anunció en rueda de prensa que cortaría todos los chopos de la avenida de Castelao para eliminar el polen. El revuelo provocado por sus declaraciones obligó a dar marcha atrás.
La humanización de calles ha sido otro de los motivos de las talas de arbolado de gran porte, sustituido en ocasiones por pequeños ejemplares.