Tras las explicaciones de Pablo Martínez, directivo de la asociación, el Eliseo salió del puerto deportivo empujado por su motor Perkins, una máquina adquirida de segunda mano en el año 1972 y restaurada en un taller moañés. Una vez fuera, con el barco aproado al viento, los tripulantes, ayudados por algunos de los pasajeros, izaron las velas, una cangreja con foque y trinqueta que suman 87 metros cuadrados de paño.
El barco navegó entre las bateas de mejillón y las de engorde de pulpo y almeja. Pablo Martínez ofreció de nuevo las correspondientes explicaciones. Pasó frente a las antiguas canteras de Meira con cuya piedra se hizo el puerto de Vigo. Allí, el patrón hizo una pausa para que todos pudiesen darse un baño antes de regresar a puerto. Fue una excepción, ya que no forma parte de la ruta.