Sundmacher hace trompos en Panxón

VIGO

El piloto de circuitos de carreras Miguel Villacieros Sundmacher se enfrenta a doce meses de cárcel por conducción temeraria en Playa América con un BMW cuando tenía 18 años

14 ene 2010 . Actualizado a las 11:08 h.

Un veraneante madrileño de 18 años que fue detenido por la Policía Local de Nigrán por hacer trompos con un BMW 118i en una explanada de Panxón cerca de Playa América se enfrenta a un año de cárcel por un delito de conducción temeraria. La jueza sustituta del juzgado de lo Penal número 1 de Vigo dejó visto para sentencia ayer el caso. Supuestamente, puso en grave peligro a los ocupantes de dos autocaravanas cercanas y una pareja que observaba sus exhibiciones. El coche estaba ocupado por cinco familiares, dos de ellos menores. La Fiscalía pide que el conductor novel sea castigado con un año de prisión y la retirada del carné durante dos años. El acusado, que ahora tiene casi 20 años, es monitor de coches de carreras.

El encausado es Miguel Villacieros Sundmacher, un conocido piloto madrileño de carreras de circuito júnior que ocupa las mejores posiciones del ránking de la Copa Hyundai. En el juicio, alguien comentó que él era familiar del piloto de Fórmula 1 Schumacher, sin acreditarlo.

El joven tenía una licencia especial para competir en circuitos y, al cumplir 18 años, había aprobado el carné de conducir. Tres meses después, se fue a veranear con sus familiares a Playa América. Durante cuatro noches, el conductor llevó a sus cuatro primos de paseo y luego solía hacer trompos de eje en una explanada de arena situada cerca de la Escuela de Vela y un aparcamiento de autocaravanas. La técnica del trompo de giros sobre sí mismo era muy compleja, propia de un experto del mundo del motor y levantaba grandes polvaredas. El vehículo pertenecía a una empresa.

Un vigilante del embarcadero se quejó varias noches del espectáculo y alertó a la Policía Local de Nigrán. En la noche del 11 de agosto del 2008, los agentes esperaron media hora hasta que el coche estacionado comenzó su espectáculo. En aquel momento, habían aparcado dos autocaravanas, cuyos ocupantes no salieron, y una pareja charlaba sobre el capó de un coche. Algunos testigos aseguran que el BMW se aproximó a dos metros de las autocaravanas. «La gente va a ese descampado a descansar. El coche levantaba tal polvareda que solo se veían las luces. Estaba todo oscuro. Percibí una sensación de peligro», declaró el vigilante en el juicio. Los ocupantes del coche alegan que estaban alejados 50 metros.

La nube de polvo que generaba el turismo de alta gama al girar sobre su eje fue tan densa que el conductor no se dio cuenta de que el coche patrulla se dirigía hacia él con las luces encendidas. Dio cero en la tasa de alcoholemia. Una prima, sentada atrás, relató que «la visibilidad era reducida pero el cristal trasero estaba limpio». Otro primo destacó que el coche «no pasaba de los 10 kilómetros por hora». La fiscal replicó que «la gran pericia no impide la culpa» y que «maniobras tan peligrosas han de hacerse en circuitos cerrados». El letrado dijo que la conducta «no es edificante pero no merece reproche penal» pues los trompos se hacían en un descampado.