La Royal Navy se cita en Vigo

VIGO

Durante varios días del mes de febrero de 1905, 16.000 marineros de las escuadras británicas del Canal y del Atlántico animaron la vida de la ciudad

11 feb 2009 . Actualizado a las 11:18 h.

A las siete de la mañana del 12 de febrero de 1905, dos filas de navíos británicos avanzaban por las aguas de la ría hacia el puerto de Vigo. Era la flota del Atlántico, encabezada por el acorazado HMS Caessar , en donde iba el almirante Charles Beresford. En medio de la ría, les esperaba los buques de la flota del Canal, que desde hacía unos días aguardaban en Vigo a sus compatriotas para poner rumbo hacia Gibraltar, donde serían inspeccionados por el rey Eduardo VII.

La presencia de los mejores acorazados y cruceros de su Graciosa Majestad no solo dejaron suculentos beneficios a la ciudad de Vigo, sino también un espectáculo visual que incluso atrajo a habitantes de otras localidades. La flota del Canal había llegado a Vigo a comienzos de febrero al mando del almirante Sir Arthur Wilson, que viajaba a bordo del acorazado Exmouth . Les acompañaba una flotilla de cruceros entre los que se encontraba el Monmouth , nombre que en Vigo recordó al barco de la Royal Navy que durante la Batalla de Rande capturó al Santo Cristo de Maracaibo .

Pero en esta ocasión, la visita era pacífica y provocó un gran hermanamiento entre los dieciséis mil marinos que viajaban en los veintiún barcos y los ciudadanos de vigueses. Los «match» de «foot ball» entre las tripulaciones y los vigueses se sucedieron aquellos días con resultados alternativos. Las visitas oficiales de los oficiales y jefes también eran habituales al edificio municipal y otros edificios singulares de la ciudad. En una de estas visitas, el almirante inglés quiso conocer un retrato de Ángel Urzaiz, el político amigo de Vigo.

La compañía eléctrica Electra Popular de Vigo-Redondela confeccionó con quinientas bombillas una guirnalda lumínica en la fachada de la casa del Conde de Torre Cedeira, como homenaje a los súbditos de Eduardo VII. Como respuesta, los buques británicos realizaron, ya a la caída del sol, juegos de luces proyectados desde sus potentes focos hacia la ciudad y otras localidades de la ría.

Las visitas a tierra de la marinería inglesa se realizaban de una forma controlada. Eran desembarcados en tandas de dos mil marineros, acompañados por un fuerte dispositivo de policía naval, que durante aquellos días dispuso de un cuartelillo improvisado en los bajos del Palacio de Justicia, actual museo Marco. Majestic , Magnificent , Illustrions , Hannibal , Jupiter , Mars , Royal Oak o Victorius eran los nombres de algunos de los acorazados británicos que fondearon en la ría durante aquella visita.

El negocio que se creó con el abastecimiento a los buques provocó la llegada de «boteros» de la ría de Arousa, causando la protesta de los locales, que fue subsanada con la intervención del alcalde vigués en funciones Fernández Lema, quien pidió al almirante inglés que se atendiera prioritariamente a los boteros vigueses. Y no era para menos porque la intendencia británica realizó pedidos de cinco mil kilogramos de carne, siete mil de legumbres o cinco mil de pan.

Muerte de un buzo

La banda de música de los marinos dio varios conciertos en la Alameda, en cuyo repertorio no faltó el God save the king . Esta misma banda acompañó el féretro de un marinero británico fallecido a bordo del Good Hope , cuando practicaba boxeo. Al parecer, el buzo Samuel Perry padecía del corazón y falleció de un infarto. A lo largo del día 13 de febrero, las escuadras británicas pusieron rumbo al sur, hacia su destino en Gibraltar.