Buques vigueses podrán detectar los caladeros con dos satélites de EE. UU.

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Los patrones de más de 200 pesqueros de bajura podrán consultar los mapas informáticos El sistema ha sido desarrollado por la Universidad de Vigo tras casi cinco años de investigaciones

15 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

El nuevo programa informático desarrollado para guiar a los buques de bajura hacia los mejores caladeros de pesca de cinco especies en las costas gallegas -diseñado por la Universidad de Vigo y con la colaboración de dos satélites de EE. UU., el NOAA y el Seastar -podrán beneficiar a las más de 200 embarcaciones de bajura de la ría de Vigo, que se dedican a diario a las artes de arrastre, cerco y nasas para cefalópodos y crustáceos. El modelo informatizado está todavía en fase experimental, aunque ya funciona si se accede a la página web de la institución académica viguesa, pero está limitado, de momento, a una zona de la costa gallega y a solo cinco de las numerosas especies comerciales. Zarpar Se trata de un sistema de predicción para la localización de los mejores bancos de pesca de cinco especies de la plataforma gallega: Jurel, caballa, lirio, faneca y merluza. La Universidad de Vigo, con la ayuda de los satélites norteamericanos y de los datos de los propios patrones gallegos, ha desarrollado una herramienta informática que puede ser consultada desde los buques a la hora de zarpar y que, mediante un diálogo automático tierra-buque, permite a los capitanes saber dónde y cuándo localizar un banco de una especie determinada, dadas las condiciones marinas de ese momento. El resultado es sencillo y su aplicación, mucho más aún. Aunque para llegar al modelo matemático fueron necesarios casi cinco años de recogida de datos, tarea en la que han participado 17 buques de la flota en más de cien mareas distintas. Diálogo Con la ayuda de los satélites se puede determinar la temperatura del agua en una zona, la salinidad y las corrientes dominantes, algo que, combinado en su justa medida, genera la afloración de nutrientes, que es, precisamente, el objetivo de los peces y estos, a su vez, el de los pescadores. Para su puesta en escena y que fuese aplicable el modelo, los investigadores del departamento de Física Aplicada, han dividido la lámina de agua entre cabo Ortegal y Póvoa de Varzim -con una extensión total de 6.745 millas cuadradas- en 32 cuadrículas. Un patrón puede establecer un diálogo entre su ordenador y el de la universidad, para preguntarle en qué zona se puede pescar abundamente una especie.