Aprender a caerse muerto

La Voz

VIGO

XOSÉ CASTRO

La Mirilla Antón Reixa echó mano de su amistad con Manolo Rivas para que apareciera en su película «El lápiz del carpintero»; y así fue como confirmó que lo suyo es escribir

04 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Así es como se sintió Antón Reixa en su última visita a Vigo. Acudió invitado por Diálogos 90 y compartió una animada velada con 22 mujeres. Además de sobre lo divino y lo humano habló también de cine. Lo último en este apartado es la colaboración que realiza su productora con la película de Alejandro Amenábar sobre Ramón Sampedro. «He leído el guión y es buenísimo». Fue todo lo que contó de este proyecto, ya que está obligado a la confidencialidad más absoluta (como si de un allegado a Letizia Ortiz se tratara) en tanto no llegue la hora de presentarla (la película) en sociedad. De la que sí contó anécdotas varias fue de la suya, El lápiz del carpintero , trabajo del que presume y hace bien. Explicó, por ejemplo que, al contrario de lo que suele ocurrir entre autor y director, se hizo más amigo de Manolo Rivas de lo que ya era. En ese buen rollo le propuso que, emulando al maestro Hitchcock, hiciera una pequeña aparición. Tras una milonga del tipo venga, anímate, será algo fácil y es un buen giño, Rivas cayó en la trampa y compró. Decidieron que la escena fetén era la de los fallecidos en la cala de la torre de Hércules. Lo único que tenían que hacer Rivas, o el médico coruñés Vázquez de la Cruz, entre otros, era caerse muertos. Tan sencillo, aparentemente, como eso. Pues nada. Después de varios intentos fallidos, no hubo más remedio que contratar los servicios de un especialista para que les enseñara cómo es una muerte de película. Por la cara Antón Reixa también recordó en la cena de Diálogos sus tiempos de cantante. Y su desembarco en la música no fue mucho más profesional que el de Manolo Rivas en el cine. El caso es que cuando llegó la hora de repartir chollo en Os Resentidos no estaba muy claro qué podía hacer. No sabía tocar ningún instrumento y cantar, cantar, ni siquiera en la ducha. «Cuando se lo dije a mi madre no me creía», contó. Parece que, en su extrañeza, apenas acertó a decir pero hijo, si no has cantado ni en cumpleaños. Pero el grupo estaba ya en marcha y no podía rajarse. El resto de la historia ya lo conocen. A rebosar estaba el lunes la sala Lucky Luck para ver actuar a Carlos Blanco. Nada, una gripe traicionera, se lo impidió. De todas formas, que sepan sus incondicionales que ya echó un vistazo a su agenda y fijó fecha nueva para presentar su espectáculo Contus botandi , Será el día 26 en el mismo escenario. Allí nos veremos. La Sociedad Estatal de Gestión y Ejecución de Programas del Quinto Centenario quiere saber cómo van los trabajos de reparación de la réplica de la carebela Pinta . Con el fin de conocer de primera mano los daños y su tratamiento, una delegación de dicho organismo visitó ayer el astillero guardés de Joaquín Castro. Previamente, estuvieron en Baiona, donde su alcalde, Luis Carlos de la Peña, les puso al corriente de todo.