OPINIÓN | O |

07 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

EN LOS ÚLTIMOS días, por un no sé qué, que no sabría explicar y que al final era una de esas bacterias que nos podemos encontrar todos los mortales, acabé en el Hospital Xeral de nuestra ciudad en donde quedé varado en el primer recodo. Durante muchos años, uno va escuchando a través de los interlocutores de la sociedad, que la sanidad pública que es una riqueza de todos; desgraciadamente no es bien entendida, porque, siempre hay aspectos mejorables y cuando el río suena es que algo lleva. Lo que vi con mis propios ojos, es un personal sanitario con una actividad de total entrega y con una gran profesionalidad. Pero siendo esto muy importante y lo cual también se podría esperar, lo más sorprendente para una persona que como yo, tuve la suerte de que era la primera vez en mi vida; las cualidades humanas de atención a un enfermo, cada uno con sus peculiaridades, son de total dedicación al paciente. Conviene recordar, tal como decía recientemente la Ministra Dña. Ana Pastor que, «La Sanidad del siglo XXI tratará sobre la mejora de la asistencia sanitaria a los ciudadanos, además de apostar por la investigación sobre ella», que así sea. Porque siempre hay que buscar la mejora continua; pero bajo mi opinión ya hemos avanzado un gran camino aunque siempre queden cosas por hacer. De momento, no hay que alarmarse estamos en muy buenas manos y lo que puede ser, puede ser y lo que no, es imposible, pero lo que hoy nos parece imposible muy pronto se nos hará necesario. Siempre tendremos con nosotros a los profesionales de la salud, que son el activo más importante en todo este complejo mundo hospitalario apoyados en todos los medios necesarios para desarrollar su magnífica labor en equipo, con respeto y preocupación por los demás.