La Mirilla El Concello celebrará el domingo la décimotercera edición de la primera fiesta gastronómica de O Baixo Miño, que servirá también de reclamo turístico para la zona
23 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.A Guarda dará el próximo domingo el pistoletazo de salida a las fiestas gastronómicas del verano miñoto con una cita «de altura». Y es que el Concello celebrará la décimotercera edición de la afamada Fiesta de la Langosta; producto cuya calidad dio el sobrenombre a la villa. En total se pondrán a la venta mil raciones del preciado manjar. El precio incluye media pieza de unos 350 gramos de peso y el tan famoso como exquisito roscón de yema guardés; todo ello regado con los mejores caldos de la comarca. Así lo adelantó ayer la concejala de Turismo, Carmen Fernández Carrero, que presentó el evento en el Concello de A Guarda, acompañada del titular del departamento de Cultura, Celso Rodríguez Fariñas. La edil garantizó que todo el producto que se sirva el domingo tendrá «denominación de origen gallega» ya que «ha sido capturada con trasmallo en las aguas de la costa guardesa y en las del norte de Portugal». Todos los asistentes podrán además aprovechar su estancia en la «Capital de la Langosta» para adquirir distintos productos autóctonos en cualquiera de los puestos que también estarán instalados el puerto. Es sin duda, una «excusa» única para acercarse al municipio guardés ya que, de paso que se disfruta del preciado manjar, se sofocan los calores propios de la época con un buen vino y se promociona el siempre agradable turismo gastronómico. La invitación se completa con una variada oferta de playas que cubren el litoral de la villa y en las que los comensales encontrarán, con toda seguridad, un lugar idóneo para descansar tan opípara comida. Por si el tiempo no propiciara esta visita a los arenales; siempre se puede optar por el turismo más cultural. Y es que, si fácil es dejarse llevar por los placeres de la buena mesa y de la tradicional siesta, patrimonio de todo ciudadano español de pro; no menos atractivo resulta aprovechar un buen recorrido por el vasto patrimonio guardés para, de paso, quemar las calorías ingeridas y poder «lucir cuerpo» cuando el tiempo mejore. Buen momento también para el senderismo. La ruta más conocida asciende por el emblemático monte de Santa Trega. También es factible la práctica de este deporte en el monte Torroso, ubicado al norte del municipio o en el pinar de Camposancos, donde también se puede completar el paseo con una sesión de siesta. El efecto Ponteareas Definitivamente, Ponteareas es, parafraseando a Antón Reixa, sitio distinto . Allí los vecinos ya no se sorprenden por casi nada. Sólo los forasteros seguimos musitando aquello de «no es posible, no es posible» cuando escuchamos que un alcalde fue un día bajo palio, que el nomenclator gallego es algo que no incumbe a los defensores de Puenteareas, que ni la Justicia (tal vez ni la divina), es capaz de levantar del asiento al político con más plus de antigüedad de Galicia... El domingo pudimos contemplar que nadie está libre del efecto Ponteareas, ni siquiera Xosé Manuel Beiras. El lider del Bloque, acompañado de Camilo Nogueira y de Roberto Mera, la figura local del partido, no tuvieron empacho saludar desde un balcón engalanado con la bandera roja y gualda. Para que luego las bases de la formación con menos cintura critiquen una fotografía institucional de Castrillo (de sus días de alcalde), porque apareceía una bandera española. Lo que no pudo captar el fotógrafo fue la conversación, aparentemente muy divertida. Tal vez Nogueira le estaba explicando a Beiras que lo de su postulación para sucederle como cabeza de cartel en la Xunta fue una inocentada sin acritú . Seguro que no coló, pero quedaron todos como amigos.