EL NUEVO DOCUMENTO URBANÍSTICO El equipo redactor del Plan General sugiere una apuesta por la «calidad de vida» y define las «vocaciones» de la ciudad Vigo perfila el proyecto urbano más ambicioso de su historia. El futuro diseño de la ciudad más poblada de Galicia, graduada «cum laude» en pelotazos, cobra forma. Ahora toca orden, calidad de vida y la búsqueda de las vocaciones de un municipio llamado a liderar la eurorregión y convertirse en centro de la primera Área Metropolitana gallega. Por ahora, el equipo de Consultora Galega, empresa laureada con un premio internacional de Urbanismo por su actuación en Allariz, ha diagnosticado este territorio comanche: todavía hay remedio. El Vigo que nos espera mimará el buen gusto, las zonas verdes y de ocio, se volcará en el mar y atenderá las demandas industrial, universitaria, comercial y turística de una urbe que no puede ni debe dejar de crecer.
23 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Los 300.000 habitantes que pueblan Vigo viven en una ciudad industrial, universitaria y pesquera. Pero también en el municipio con mayores posibilidades comerciales de la eurorregión luso-gallega y buenas expectativas turísticas y culturales. Consolidar estas vocaciones o que se queden sólo en eso depende, en gran medida, del futuro diseño urbanístico. Aprovechar la inversión que atraerá la alta velocidad ferroviaria, atender las exigencias empresariales, mejorar el tráfico y crear vías de comunicación metropolitanas no entra en contradicción con la mejora de la calidad de vida. Al menos así lo cree el equipo redactor del nuevo PGOU, que apuesta por el equilibrio entre la preservación del medio natural y el desarrollo urbano, el desarrollo de nuevos sistemas de transporte intermodal, la mejora de la habitabilidad de los centros urbanos y los núcleos rurales, una oferta de alojamiento acorde con la integración social y la potenciación de los proyectos educativos, culturales, sociales y de mejora de la calidad de vida. ¿Qué Vigo nos espera? el equipo redactor lo tiene claro: una ciudad comercial y de servicios, científica, de investigación aplicada, industrial, cultural y turística. En definitiva, «una ciduad reconvertida». Todo ello con una «idea global de ciudad y una cabal definición del territorio dentro de su área funcional». Y bajo el paraguas del control urbanístico y la seguridad jurídica, un bien hasta ahora... escaso.