Dos mujeres de este colectivo fallecieron a manos de sus compañeros sentimentales en crímenes pasionales Las mujeres del movimiento «okupa» no han tenido fortuna en Vigo. En 1998 y 1999 fueron víctimas de tres crímenes pasionales dentro de la comunidad viguesa. En 1998, un vigués apuñaló a su ex-compañera sentimental y su bebé en una casa «okupa» de la calle Chile. Luego, envolvió los cuerpos en una alfombra y los arrojó a un contenedor. Un año después, la joven «okupa» Patricia Santiago fue víctima de los celos en una casa de Falperra. La policía acaba de descubrir al presunto homicida.
04 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Patricia Santiago abandonó su vida en Alicante, donde vivía con sus padres emigrantes, y regresó a Vigo, la ciudad de donde era oriunda aunque ella había nacido en Suiza. Con 27 años, se integró en el movimiento okupa. Su refugio fue un inmueble abandonado de Falperra, que era frecuentado por toxicómanos que iban a inyectarse heroína por las noches al portal. En aquel lugar, se encontraban restos de robos, desde un vídeo destrozado hasta puertas, bolsas de basura, jeringuillas o colchones. El patio estaba cubierto de maleza. No había control, porque las idas y venidas de gente eran constantes. Allí, también estaban de paso algunos jóvenes okupas. También era un cobijo recurrido por los indigentes, que tenían un lugar con techo donde pasar la noche. Existían otras casas parecidas en las proximidades, como la pensión Castilla, situada en el paseo de Elduayen. Sus residentes, en su mayoría toxicómanos, fueron expulsados por efectivos antidisturbios. En su interior, había acumuladas toneladas de basura que provocaron un incendio en la última planta. Patricia Santiago mantenía relaciones sentimentales con Ricardo R.I., alias El Lágrimas, un hombre con un amplio historial delictivo según admite la propia policía. Éste había sido detenido en numerosas ocasiones por delitos contra la propiedad y por tráfico de drogas. Éste, en 1998, vivía acogido por un amigo en una casa de A Bouza, en Coia. Por motivos sin esclarecer, El Lágrimas apuñaló a su anfitrión con un destornillador y después intentó calcinar el cuerpo del amigo malherido. Para ello, prendió fuego a la vivienda. Su amigo sobrevivió y El Lágrimas supo que iría a prisión. Durante una de sus ausencias, todo apunta a que Patricia Santiago conoció a uno o más hombres, con los que, al parecer, mantuvo relación sentimental. Esto llegó a oídos de Ricardo R.I., quien regresó para pedirle explicaciones a la mujer. Una noche del verano de 1999, posiblemente agosto, ambos regresaban de un pub cercano. El Lágrimas sufrió un ataque de celos y golpeó a la mujer con un objeto contudente en la cabeza. Un golpe mortal de necesidad que le produjo una fractura de cuatro céntímetros de diámetro en la cabeza. La joven falleció en el acto y el supuesto homicida ocultó el cadáver en el sótano entre restos de basura y escombros. Por allí pasaba tanta gente que nadie se acordaría de ellos ni haría preguntas.