
Una reforma en el contrato blindará al futbolista de mayor rendimiento y mejor pagado del plantel, involucrado incluso en la promoción del equipo
14 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Le dicen La Fábrica. La gestiona el Real Madrid y lejos de producir futbolistas para el primer equipo se ha convertido en una pequeña mina de transformar talento en recursos económicos para el club. No hay verano en que el filial banco no exporte jugadores sin lugar entre los mayores, engrosando a cambio las arcas de la entidad. Han pasado once desde que salió Álvaro Morata. Y ocho desde que volvió a salir. Esa segunda venta, por 66 millones al Chelsea, estableció un récord que ningún canterano ha logrado superar. A finales de agosto del 2020, Achraf Hakimi llegó a los 43. Después vienen los 30 de Marcos Llorente y Sergio Reguilón, y los 25 de Jesé. Cuando este último se marchó a París, otro canario pasaba de largo por Valdebebas, donde consideraron que con él, el retorno nunca compensaría la inversión.
Hoy llaman a la puerta de Abegondo pretendientes que colocarían a Yeremay en el tercer escalón que va de lo percibido en la capital por el carrilero hispano marroquí y lo que costó trasladar al sobrino nieto de Paco Gento desde el Bernabéu al Metropolitano. Cifras complicadas de combinar con el palmarés vacío del talento de El Polvorín, o con sus escasos 39 partidos en el fútbol profesional.
El extremo, que hace poco más de dos años aún no había sido titular en el Deportivo, ha experimentado un crecimiento realmente exponencial. De aquella fase final de la Copa de Campeones apartado de los planes ganadores de Óscar Gilsanz a esta condición de indispensable que conlleva un blindaje hecho a medida del jugador franquicia sobre quien se empieza a construir.
En la disyuntiva entre percibir un dinero nunca cobrado por el pase de un futbolista de Segunda y la opción de retenerlo, el Dépor ha optado por crecer en torno al 10. Tomó la decisión durante el último mercado invernal, reforzando la cláusula y pactando un salario acorde, y trata de reafirmarse ahora, cuando los postores arrecian otra vez. El extremo es ya el mejor pagado de la plantilla, aunque ni así se aproxima el salario al que le han llegado a ofrecer. «Ahora mismo, lo normal sería quedarme», apuntaba un mes atrás, sin que nadie se atreviera a dar por bueno el pronóstico. Aún faltaba la convocatoria para subirse al escaparate del Europeo sub-21 (del que le apeó una lesión) y la batería de propuestas. Sin embargo, el refuerzo a las palabras de Yeremay Hernández estaba en otras pronunciadas antes: «Solo saldré para crecer».
Difícil alcanzar inmediatamente en otro equipo la notoriedad ganada en Riazor. El canario ha charlado por teléfono con un puñado de entrenadores de primera fila, de esos que llaman para acabar de amarrar un traspaso, pero desde la grada gritan más.
El «Yere, quédate» que interrumpió el infumable duelo con el Elche refleja la dimensión alcanzada por un futbolista de 22 años en un conjunto que, entre los argumentos para no perderlo, le ha vendido ambición. Y si se van cumpliendo los objetivos, el salto colectivo irá aparejado del personal. Mayores emolumentos a mayor categoría (política habitual que liga los beneficios de la entidad a los de sus futbolistas) y nuevo aumento en la cláusula de rescisión.
Si cuajan unas negociaciones encauzadas, para este último cambio no habría que esperar siquiera a que arranque la pretemporada; fecha pactada entre las partes para una decisión definitiva, dando margen de reacción a los encargados de diseñar el plantel blanquiazul. El sistema de variables sobre la mesa pone el acento en algo que ya generó inquietud en enero: no es lo mismo perder al referente a principio de curso que cuando este va ya por la mitad. Sacarlo en invierno costaría más.
Y mientras el tira y afloja se aproxima a un final feliz, su protagonista ejerce de jugador franquicia, como fuente de inspiración. De la charla en la residencia para motivar a los canteranos, a la que ha servido para trasladar a familiares de otras jóvenes promesas los beneficios que podría ofrecer Abegondo para sus hijos. Yeremay como imagen del éxito. También en los negocios. El pibe díscolo que desdeñó La Fábrica ya mueve cifras a la altura del Real Madrid.