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Lucas Pérez: qué manera de volver

TORRE DE MARATHÓN

Lucas Pérez se abraza a Imanol Idiakez tras su sustitución
Lucas Pérez se abraza a Imanol Idiakez tras su sustitución César Quian

El fenomenal zurdazo del 7 prueba que su esguince de rodilla queda atrás

20 abr 2024 . Actualizado a las 22:45 h.

En el abrazo está todo. Un abrazo poderoso, cargado de contenido; casi un vis a vis. Lucas Pérez abandonó el césped de Riazor a cinco minutos del final y con el 2-0 en el marcador. Un poco por cuidar el físico del de Monelos; un poco para que pudiera recibir el homenaje de ese estadio a rebosar. Al otro lado de la cal le esperaba Imanol Idiakez, como le esperó en estas cuatro jornadas que el Deportivo afrontó sin el gran referente en su plantel. Citas solventadas con victoria para que el dueño del 7 se encontrara todo en orden al volver. A partir de ahí, se encarga él.

Prueba de ello, un duelo con el último adversario en derrotar al conjunto blanquiazul. El que marca el antes (esa primera vuelta de calentamiento) y el después. Una Cultural necesitada de puntos que se retiró sin botín tras mucho bregar. Con un ojo puesto en Parreño, los leoneses supieron evitar que el anfitrión rondara a su propio portero. Y viendo el atasco en los accesos, Lucas sacó la zurda a pasear.

Coronó con su zapatazo una intervención coral del frente de ataque: toque de Davo, conducción atropellada de David Mella y pase atrás de Barbero, instantes antes de que el extremo de Teo lo arrollara en su rodar. Varios metros aún hasta la frontal, salvados con un violento golpe de exterior para que el balón se fuera abriendo hasta salvar a Amigo y encontrar la red.

«¿Si me imaginaba ese golazo? Practico. Llevo 31 años de mi vida, practicando; desde los cuatro, que le daba en la Leyma», aclaró, por si las moscas, en zona mixta, a donde llegó con ganas de pasar factura a voces turbias de red social: «Muy contento por estar recuperado, por la victoria del equipo... Pero querría decir que no me ha gustado nada lo que ha pasado esta semana; lo que ha sucedido metiéndose en mi vida privada, con mi lesión... No me ha gustado nada. No seamos cómplices, no normalicemos esto. Si a alguien le preocupa la vida de mi hijo, que sepa que tiene un padre y una madre que lo aman. Si alguien quiere saber de mi vida privada, que venga a Abegondo y lo hablamos con normalidad».

Lanzado el mensaje, recuperó el hilo del fútbol y proclamó su late motiv: «He vuelto con mucha ilusión y un objetivo claro; el de ayudar al equipo de mi ciudad». Hablaba de su retorno al Dépor, pero también de su regreso a la actividad tras ese esguince de rodilla que le obligó a reposar.

Pausa agradecida, a juzgar por los números y la actividad. Retomó su racha anotadora. Otra diana, y van diez. Las mismas que ese ariete a quien trató de brindar el segundo de la tarde al filo del descanso. Tras el intermedio, lo intentó otra vez. Probó con Mella (que se llevó el palo puesto) y también con Davo (que topó con Amigo), hasta que en el 85 dijo basta, enfiló la banda, escuchó la ovación y se perdió en un abrazo, al otro lado de la cal.