Gran triunfo de este Deportivo enrachado, pese a que el Lugo salió mucho más centrado al partido: bien plantados, con una presión muy alta y poniendo a los blanquiazules en peligro, quizás más en dominio de balón que en ocasiones. Impusieron su superioridad numérica en el centro del campo ante un eje deportivista en el que Villares y Jose Ángel estaban en desventaja. Los lucenses fueron mejores en el comienzo, pero duró apenas treinta minutos.
El partido no pintaba bien para los de casa, con poco juego y varias tarjetas. Sin embargo, desde el penalti a Diego Villares, precedido de un taconazo de Yeremay y un gran pase de Lucas Pérez, comenzó a mejorar. El de Monelos no se puso nervioso al ejecutar y confirmó la ventaja de los deportivistas. El tanto sirvió no solo para ponerse por delante, sino también para serenarse y llegar más tranquilos al descanso.
La segunda mitad fue totalmente diferente. El segundo del Deportivo llegó, paradójicamente, después de una jugada de peligro manifiesto del Lugo. La defensa sacó el balón hacia Lucas, que encontró por la izquierda a Mella, que cabalgó 45 metros en solitario y batió a Lucas Díaz con un golazo.
Pero el Lugo se resistía a dejarse arrollar. Trashorras movió el banquillo y eso desconcertó un poco a los blanquiazules. La respuesta de los recién ingresados fue inmediata, con un gol de Willy Ledesma que mantuvo cerca a los visitantes. Pero la expulsión lo cambió todo. Desde que se vio en superioridad, el Dépor aprovechó la técnica de sus jugadores de ataque para cerrar el partido con un Lucas sensacional. Resultado justo, pero hasta la expulsión todavía había partido.
El Deportivo, líder, comienza ahora un estado de gracia que deberá intentar prolongar durante las próximas doce jornadas. Un reto difícil para el equipo blanquiazul.