Philip Kerr escribió el mismo título para darle vida a uno de los superventas de novelas negras deportivas más importantes de lo que va de siglo. Narra la historia de un entrenador inglés, donde introducción, nudo y desenlace encajan sin armonía a la perfección.
La introducción del libro que Imanol Idiakez está escribiendo en el Dépor era esperanzadora; el nudo está siendo complicado, incluso para explicar con palabras teniendo en cuenta resultados y emociones; y el desenlace puede durar pocas o muchas páginas dependiendo de los próximos quince días de competición.
El Reino de León siempre ha sido una salida complicada para el futbolista, ya que es uno de esos campos que se hace grande y pesado, te da la sensación de llegar un segundo tarde a todo y estar muy lejos del área rival. Sin embargo, como aficionado, León acoge de la mejor de las formas a una afición volcada con su club en primera, en segunda y en tercera.
El partido fue muy parecido a los últimos que vimos del equipo, pero sin los destellos de calidad que necesita el Dépor para generar ocasiones de gol. Rubén López lució el 35 desde el inicio sacrificando a Hugo Rama, que ha pasado de ser importante para el entrenador a secundario. El que sigue siendo protagonista en el libro del míster es Salva Sevilla, de momento, muy lejos de una versión que ayude al equipo a ganar partidos, y con la mala suerte de que cada error grosero que comete en defensa el balón acaba dentro.
Sin Ian Mackay en el equipo, vimos una muy buena versión de Germán Parreño. ¡Qué importante es como portero estar respaldado con la confianza del míster y no sentirse cuestionado! Y con la llegada de Eric Puerto se garantiza la oportunidad de que el Dépor incorpore dos futbolistas en este mercado de invierno. Creo que hacen falta tres y sobran dos. Más allá de nombres y rendimiento, el equipo necesita como el comer un mediocentro, uno de verdad, un Mauro Silva de AliExpress es más que suficiente.
También necesita un extremo revulsivo, para que David Mella no tenga ese papel y siempre sea el sacrificado del once inicial. Y es que si no sale el canterano, hay muy pocos que puedan agitar un partido. Por último, esperemos que Barbero sea ese delantero centro que necesitamos, en caso contrario, acudir al mercado.