El Sardinero, la primera piedra en la carrera de Borja Jiménez

TORRE DE MARATHÓN

Borja Jiménez, durante un partido en Riazor
Borja Jiménez, durante un partido en Riazor CESAR QUIAN

El técnico del Deportivo viaja seis años después al campo de su debut para romper la mala racha frente al Racing de Santander, el rival al que más veces se ha medido sin lograr aún una victoria

22 oct 2021 . Actualizado a las 14:34 h.

«No tengo vértigo». Si la juventud de Borja Jiménez aún resulta llamativa hoy, qué sería entonces, recién estrenados los 30, cuando se instaló al frente del Valladolid B. La promoción de Rubén Albés como ayudante del primer equipo pucelano desencadenó el cambio de rol del abulense, que dirigía el Cadete y ejercía de analista en el filial. Para el estreno, un campo grande. «Es un debut soñado, en un estadio que hace ocho o nueve años era de competiciones europeas. No se puede pedir más», reflexionaba aquella versión de Borja, que visitaba El Sardinero sin miedo a las alturas y olvidaba colar en su lista de deseos algo tan importante como un marcador favorable para empezar su carrera en el fútbol profesional.

Las promesas blanquivioletas cayeron 3-1 ante el Racing de Santander, desarboladas en el último tramo de un encuentro equilibrado hasta el minuto 83 —Caye Quintana había empatado con una sensacional volea en el 50—. Los reveses se sucedieron en forma de expulsión de Manel Royo, y dos tantos para el anfitrión, que bajo la dirección de Munitis cerraría la campaña 2015-2016 como líder del grupo 1 en Segunda B. El técnico visitante encontró aquel 25 de octubre su primera piedra, en la que a partir de entonces ha tropezado con regularidad. Siete duelos frente a los cántabros, ninguna victoria en el palmarés.

La visita del domingo tendrá para el entrenador del Dépor el punto extra de la nueva oportunidad. Vencer al adversario al que más veces se ha medido en los seis años que (casi redondos) se cumplirán desde el debut. Media docena de derrotas y un empate —en septiembre del 2018, en Anduva, con Borja Jiménez enrolado en el Mirandés— que añaden sabor al choque.

Fernández Romo y Juan Giménez

En el banquillo de al lado se sentará Guillermo Fernández Romo, y su presencia en la cita también cuenta con historia particular. La de la relación que lo vincula a Juan Giménez, mano derecha de Carlos Rosende en la secretaría técnica del club coruñés.

Y es que el profesional valenciano recaló en el Deportivo avalado por una fenomenal etapa en el Cornellá, donde ayudó a confeccionar la plantilla con la que la modesta entidad catalana hiló tres promociones de ascenso a Segunda y la clasificación para militar en Primera Federación. Durante las dos temporadas más recientes coincidió allí con el actual míster del Racing de Santander, quien se despidió del equipo el verano pasado con una mención a aquellos que le dieron la oportunidad: «Mi recuerdo y respeto para todos los aficionados, cada miembro de la plantilla, staff y en especial a Andrés Manzano (director general del Cornellá) y Juan Giménez por su apoyo incondicional».

Especial también para Miku

Entre los jugadores que participarán en el choque también hay varios para quienes la jornada resultará distinta. Están, por ejemplo, quienes vistieron la camiseta del Racing de Santander antes de enfundarse la blanquiazul, como sucede con Rafa de Vicente o Borja Granero, pero también hay otro integrante del plantel coruñés que ha compartido públicamente su vínculo emocional con el campo donde se desarrollará el encuentro. «Recordaba con mi esposa esta semana que yo debuté en Primera en El Sardinero con el Valencia y le guardo un recuerdo especial», apuntaba Miku en sala de prensa tras referirse al duelo como «un partido muy bonito de jugar en una categoría en que ninguno de los dos clubes merece estar».

La comparecencia del ariete dio también para el elogio al adversario —«Es un equipo con historia, un grandísimo estadio y una masa social buena. Aspira a lo mismo que nosotros»— y el repaso a su dinámica con el míster: «Mi relación con él es cordial como con cualquier entrenador en mi carrera. Conozco mi rol y mi estatus. Él da las órdenes y yo las obedezco. Intentamos sumarnos, estar en el mismo barco por el bien común».

Analizó además cómo afrontar la cita: «Si regalamos media hora lo podemos pagar y vamos a estar muy concentrados desde el minuto cero, sabiendo qué nos jugamos». El Dépor, tres puntos. Borja, superar la piedra, seis años y siete tropiezos después.