César Quian

Los entrenadores que el delantero ha tenido en el Dépor repasan su trayectoria

31 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes del Noel López consagrado como juvenil y de ese que estrenó primer equipo con gol en Riazor hay una larga serie de versiones moldeadas en Abegondo sobre las que hablan los distintos encargados de pulir al canterano del Dépor que tiene encandilada a la afición blanquiazul.

Benjamin

«Tenía un punto extra a la hora de entender el juego». David Lagar llegó al Deportivo con la primera hornada de benjamines del club. Fue segundo de aquel equipo entrenado por Juan Villamisar, en el que coincidió con Noel.

«Tenía muchísimo talento con la pelota en los pies, muy buen regate y conducción y capacidad de hacer goles con ambas piernas. Desde el primer momento se le veía un punto extra a la hora de entender el juego y también en cuanto a velocidad», destaca de aquella primera versión del delantero, reclutado a mitad de curso como benjamín de segundo año. «Era tímido, muy maduro e inteligente. Además, sacaba muy buenas notas», apunta Lagar, quien varios cursos después volvió a coincidir con el canterano, ya en su última etapa formativa. «Veo al chaval que llegó y es evidente que mantiene sus fortalezas y ha sabido explotarlas», señala el segundo de Óscar Gilsanz en el Juvenil A.

Alevín B

«Era muy deportivista. Pero muy mucho». Alejandro Expósito, Posi, entrenó a Noel en el Alevín B. «Entonces ya tenía una capacidad distinta. Era súper rápido e inteligente, una esponja con todo lo que se le explicaba. Un niño muy profesional para la edad que tenía. Su movilidad y desmarques llamaban la atención en esa etapa».

«Aquella generación ganó muchísimos torneos y él solía quedar como máximo goleador», recuerda Posi. «Ahora es más abierto, pero entonces estaba un poco en segundo planto, aunque jugando intentaba ser protagonista. No tenía nada que ver el Noel de fuera con el que saltaba al campo, donde era un líder», sostiene el técnico, que resalta especialmente «la manera en que vivía los goles en los derbis. Desde el principio era muy deportivista. Pero muy mucho».

Alevín A

«Le reté a hacer una lambretta y ya no paró de hacerlas». «Era delgadito, callado, y muy humilde y trabajador. Hacía un esfuerzo enorme por venir a entrenar los tres días desde Silleda sin poner un solo problema». Jorge Castro dirigió a Noel en un Alevín A cuya superioridad en la categoría «nos daba mucho margen dentro de los partidos y a él se le iban exigiendo cosas diferentes. Tipos de regates, acciones concretas, de todo... Siempre cumplía. Un día le pregunté si sería capaz de hacer una lambretta en un partido; ese día hizo varias y luego ya no paró de hacerlas. Parece un juego, pero a su edad no era fácil».

«Siempre quiso jugar al fútbol en el Deportivo y tiene las cualidades para hacerlo. Desde pequeño mostraba un manejo de balón brillante y una definición maravillosa; ponía el balón donde quería», subraya Castro, que añade que «dentro de una generación buenísima, la de los Trilli, Hugo, Noriega, Jairo... Él era el talento, sobre todo de cara a portería».

Infantil

«Su cambio más grande fue quizá en el Infantil A». Si alguien ha trabajado con Noel, ese ha sido Juan Villamisar. En benjamines, dos años de infantiles y medio curso en el Cadete A. «Conmigo jugó sobre todo de delantero, pero es tan hábil y tiene tal capacidad para el uno contra uno que muchas veces lo coloqué en banda. En la final del campeonato gallego infantil jugó de extremo izquierdo y en partidos enquistados lo empleaba en la derecha para abrir la lata. Luego, en el Cadete A, hubo una época en la que nos estaba costando generar y con él de interior mejoramos mucho». Retrato de una polivalencia cimentada en características que el técnico desgrana así: «Domina los espacios, es capaz de salir hacia los dos perfiles. Se mueve entre líneas, tiene muy buen control y sabe proteger el balón; es muy fuerte en el duelo, aunque parezca delgado. Además, cuando parece que le vas a quitar la pelota tiene ese último toque».

Villamisar sostiene que «su cambio más grande fue en el Infantil A. Ya era muy rápido, pero a nivel de interpretación de juego ahí dio un salto muy grande». «Nunca le tenías que llamar la atención. Es pillo, listo, y eso hace que si quiere vaguear sepa elegir el momento. Pero no se perdía ni un entrenamiento pese a venir de Silleda y aún así sus notas eran muy buenas», completa.

Cadete B

«Juega igual en Riazor que en cadetes con el Calasanz». «Si ha habido un grupo talentoso, era ese. Repleto de jugadores de un nivel individual espectacular». Rubén Alberto tuvo entre manos a un Cadete San Tirso de alto nivel en el que había cinco atacantes para tres puestos. «Se repartían los minutos y siete jugadores acabaron por encima de los diez goles», recuerda, apuntando al autor de catorce, que «tenía una madurez por encima de los chavales de su edad. Aquel era su primer año en la residencia y no tuvo ningún problema a nivel adaptación. Sacó muy buenas notas».

«Si hay un futbolista de talento puro, es él. Ve la jugada un segundo antes. Es fútbol de la calle y no le puede la presión en los partidos importantes. En la final contra el Celta hizo los dos goles. Juega igual en Riazor que contra el Calasanz. Disfruta en el campo, como la mayoría de los de aquel año. Yo decía entonces que tenía un equipo de jetas, en el que los chavales salían siempre a divertirse», presume el técnico, que percibió en Noel «una normalidad rara de encontrar hoy en día».

Cadete A

«En tres semanas, maduró como si fuera un año». Cuando el delantero militaba en el Cadete San Tirso, Luis Bonilla empezó a trabajar en el Deportivo. «Al año siguiente lo tuve en el A. Todo el mundo hablaba maravillas de él, pero a mí me costó que las mostrara porque el nivel de entrenamiento me parecía un poco escaso. Tuvimos una conversación y cambió el chip; en tres semanas maduró como si hubiera pasado un año», asegura el entrenador.

Al repasar las virtudes del silledense, menciona que «no solo es resolutivo en el área sino que fuera juega para el equipo y beneficia a los demás. Es un poco como Benzema: cuando tienes buenos futbolistas alrededor y los haces jugar, enriqueces el doble al equipo. Además, cada año va creciendo con la competición. No solo madura en el juego, sino en su personalidad, que es algo que el fútbol de élite requiere».

«Aquella etapa era el primer paso en el que cambia la exigencia, de una liga provincial a una autonómica, y eso te obliga a un proceso de adaptación», explica Bonilla. «En lo que dura la pretemporada, él cambió lo que a otros le tarda años. Los futbolistas que se adaptan rápido tienen una ventaja enorme», afirma.

Cierra con otra apreciación sobre las características del ariete: «Su capacidad de desmarque es buenísima, identifica enseguida los espacios a aprovechar. Con la pelota puede actuar en varios sitios y si lo tiras a banda también te va a generar peligro. Tiene uno contra uno y capacidad para asistir. Cuando Borja decía que necesitaba gente por fuera yo pensaba ‘‘ojalá utilice a Noel’’».