Sin canterano del que tirar como alternativa ni posibilidad de reconversión sencilla —como puede hacer con Lapeña en el costado opuesto—, al míster le queda confiar en la restablecida salud de Héctor, a quien los percances físicos privaron de continuidad el curso pasado.
El futbolista vallisoletano ha dado al menos motivos para el optimismo. Dejó una prueba de su compromiso aceptando una renovación de contrato que incluía reducción salarial, ligándose al conjunto blanquiazul hasta el verano del 2023. Además, ha disparado su implicación hasta el punto de postularse como uno de los próximos capitanes dentro de la redistribución de pesos en el vestuario. Caseta en la que el lateral está destacando como experimentado guía de los más jóvenes —Gandoy ha tenido en él un apoyo importante— y constante animador de las jornadas en Abegondo. El domingo podrá exportar a Riazor esa alegría.