Richard Barral deja el Deportivo sin esperar al cambio de curso

La Voz

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El director de fútbol, que cierra su segunda etapa en el club, estaba apartado de las operaciones ante su negativa a seguir en el cargo la próxima campaña

23 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Todos sabemos lo que va a pasar, pero primero debemos de hablar entre nosotros antes de hacerlo público». El careo anunciado a las puertas de Los Pajaritos concluyó ayer y se consumó el divorcio. A última hora, el Deportivo hizo pública la salida de Richard Barral, que cierra sin brillo su segunda etapa en la entidad blanquiazul.

El hasta ayer director de fútbol había regresado en enero del año pasado para colaborar en el proyecto encabezado por Fernando Vidal. Sus fichajes de entonces se sumaron a la irrupción de Fernando Vázquez para mantener vivo al equipo hasta que se desató el caso Fuenlabrada. En ese momento arrancó una nueva etapa negra en la trayectoria del conjunto coruñés. No solo se perdió la categoría sino que la dilación en el proceso restringió el margen de movimientos para la confección del plantel. Las incorporaciones no dieron la talla esperada y Barral quedó señalado durante las turbulencias que a mitad de campaña costaron el cargo al técnico. El mercado invernal no le ofreció la oportunidad de resarcirse, y aunque Raí, Rayco y Villares se contaron entre los mejores elementos del plantel —especialmente, y con mucha diferencia, este último—, la promoción de los fabrilistas se consumó en el último instante, facilitada por las demoras en liberar plazas y salarios que permitieran reforzar al grupo.

Entre los que salieron sobre la bocina estuvo Diego Rolan, uno de los grandes debes en la trayectoria de quien lo reclutó en el 2017 y que ejemplifica los problemas afrontados. El uruguayo no había disputado un encuentro oficial con el Dépor hasta hace solo unos meses, pero su constante presencia entre los jugadores en nómina obligaba a darle salida antes de realizar incorporaciones que superaran el techo salarial. Así ha ocurrido en las tres campañas más recientes (en la 17-18, el motivo de su cesión en Málaga estuvo en las plazas de extracomunitario).

Rolan, Borges y Cartabia

El punta se suma a Celso Borges y Fede Cartabia (el caso del argentino es bastante parecido al del charrúa) como únicos elementos en común entre las dos etapas de Barral en la entidad coruñesa. La primera empezó en verano del 2014 y se cerró 42 meses después o 52 fichajes más tarde. Vorágine de entradas y salidas como prueba de la inestabilidad vivida en el Deportivo y a la que hay que sumar cinco técnicos. Con él circularon por A Coruña en la máxima categoría Víctor Fernández, Víctor Sánchez, Gaizka Garitano, Pepe Mel y Cristóbal Parralo. Salió cuando el equipo estaba en zona de descenso, con 15 puntos en 17 jornadas.

Le reemplazó Carmelo del Pozo, quien no logró enderezar la situación ni dio con los mimbres para revertirla una temporada más tarde. El desastre de la primera mitad del curso 19-20 se llevó por delante al sustituto y cuando Fernando Vidal asumió la presidencia recurrió de nuevo al anterior director deportivo. Para el retorno no recuperó el título y permaneció sin cargo concreto a la espera de que se consumiera la campaña. Ya con el equipo en Segunda B se creó el cargo de director de fútbol que ocupaba hasta ayer mismo.

Para ayudarle en su tarea, reclutó a Alfonso Serrano, quien ocupó el puesto de secretario técnico y cuya salida ya anticipaba cuál sería el final del propio jefe del área deportiva.

Richard Barral no había participado en los movimientos de estas últimas semanas. Ni en las negociaciones que concluyeron con la salida de Rubén de la Barrera ni en las que están a punto de consumar el relevo del técnico y en las que tiene clara ventaja Borja Jiménez. El nuevo consejo pretendía contar con el director de fútbol para colaborar en la planificación del próximo proyecto, aunque lo haría con las funciones muy limitadas. Un cambio de rol que no recibió favorablemente.

Esta reticencia provocó que la directiva dejara de contar con él, pese a que se llegó a valorar que pudiera encargarse de negociar las posibles salidas. Sin ninguna función entre manos, Barral ha optado por hacerse a un lado y resolver un contrato que se extendía al próximo curso, con una cláusula liberatoria para ambas partes. Una decisión que refuerza el papel de Carlos Rosende, nuevo secretario técnico.