Vicente Celeiro: «Queda una bala en la recámara, un partido para solucionar el año»
El exjugador blanquiazul fue el autor del gol que salvó al Deportivo del descenso a Segunda B en la temporada 1988, hoy todo el deportivismo apela a otro «milagro Celeiro» ante el Fuenlabrada
22 de mayo de 1988. Última jornada de Liga. El Deportivo se jugaba la vida ante el Racing de Santander. No dependía de sí mismo. A dos puntos de la salvación, necesitaba ganar y que Bilbao Athletic y Hércules no sumasen en sus respectivos partidos. Las ocasiones llegaban pero el balón no lograba cruzar la red. El resto de resultados acompañaban pero faltaba culminar. Corría el minuto 92 de partido cuando Vicente Celeiro (Vilalba, 1962) cazó un balón en el área del Racing para anotar un gol épico. El tanto de la salvación, que evitó el descenso a Segunda B. Treinta y dos años después la historia quiere volver a repetirse.
-El deportivismo tiene más presente que nunca el espíritu Celeiro. ¿Cómo lleva eso?
-Se dan todas las similitudes, están viviendo las mismas circunstancias que hace 32 años. Lo más problemático en estos casos es no depender de sí mismos. Vivimos una temporada prácticamente igual, con destitución de entrenadores, sufriendo toda la temporada y llegamos igual a la última jornada.
-¿Qué siente cuando le tienen tan presente?
-Esta temporada se acordaron mucho de mi gol. Pero desde el principio, cuando empezaron a ir mal las cosas, los compañeros y la gente me lo decían porque se puede repetir la misma historia. Me siento muy halagado porque eso denota que formo parte de la historia del club y que aquel tanto va a estar ahí para siempre. Como exjugador ahora, lo veo como cualquier aficionado, con mucha preocupación y temeroso de que pueda suceder lo peor. El no depender de uno mismo es un gran problema.
-Cuando un futbolista se enfrenta a un partido de tanta trascendencia, ¿cómo lo vive?
-Se vive preocupado. Eres consciente de que tienes esa bala en la recámara, que te queda un último partido a pesar de que la temporada fue mala. Pero nos quedaba una oportunidad y sabíamos que debíamos ganar para solucionar aquel mal año. Ahora más que nunca hay mucha igualdad en Segunda División, es imposible apostar quién se juega el descenso o quién va a ascender. Equipos como el Extremadura, ya descendidos, ganan a equipos que se están jugando la vida, como ocurrió en Riazor. En mi época había más diferencias y podías apostar al favoritismo de ciertos equipos. Ahora mucho menos, sobre todo desde el parón por la pandemia. Al Deportivo le ha perjudicado muchísimo la falta de su afición en el estadio. Quizá a otros equipos no tanto. Pero desde que Fernando Vázquez se puso al frente, la gente apoya y empuja mucho. Tengo claro de que si el Deportivo sigue con vida es gracias al apoyo que le pudo dar la afición cuando estaba en el estadio.
-El hecho de que los rivales de Lugo y Albacete no se jueguen nada tampoco ayuda.
-Efectivamente, es otro mal añadido. Tanto Mirandés como Cádiz no se juegan nada y son los rivales perfectos para la última jornada. Pero lo primero es ganar al Fuenlabrada, que es un equipo duro y se está jugando meterse en play off.
«Todo se torció con la derrota con el Extremadura»
Mañana será una jornada de transistores. Riazor, el Ángel Carro y el Ramón de Carranza serán los puntos de atención de todo el deportivismo. Imposible evadirse. También lo fue hace 32 años.
-Como jugador, ¿es posible evadirse y no estar pendiente del resto de encuentros?
-Siempre estás pensando en lo que acontece en otros campos. Siempre hay alguien pendiente que te va diciendo cómo van las cosas. Me imagino que el entrenador y todo el cuerpo técnico les dirán que no, pero tú eres consciente de que necesitas ganar y a ver qué pasa en el resto de campos. Es inevitable no estar pendiente. Todo sería diferente si solo dependieses de ti mismo.
-Arsenio le apodó San Vicentiño después de aquel gol. ¿Qué les dijo en el vestuario aquel día?
-Cualquier entrenador te podría decir que nuestro trabajo empezaba por ganar nuestro partido, el resto es baldío. Eso es lo que Fernando Vázquez debe decir, que se olviden y que sumen. Podemos ser optimistas en cierta parte porque que ganen Lugo y Albacete, los dos, puede ser difícil. El único motivo en el que soy optimista es que, ganando tu partido, es difícil que ganen los dos. No apostaría a ello.
-¿Cuál es la clave mental como jugador para enfrentarse a un partido tan importante?
-Hacer su trabajo. Los jugadores saben que tienen que ganar. Si después se da la desgracia de que los rivales ganan, su parte esta hecha. Ellos saben que las derrotas con el Mirandés y el Extremadura fueron un paso atrás. Llegan tocados, sabiendo que lo han hecho mal. Los jugadores saben que estos dos últimos partidos dijeron mucho en contra del equipo. El primer inconveniente es ganar al Fuenlabrada en casa, tienen que pensar eso. El entrenador sabe las sensaciones con las que llega el equipo al partido. Si el mal acontece mañana no es por el resultado del último partido, sino que todo se torció tras la derrota ante el Extremadura….
«Me gustaría que el gol lo metiese Dani subiendo a rematar la última jugada de córner»
Ganar el partido y esperar lo que pase. Celeiro recuerda el éxtasis que vivió Riazor cuando el balón tocó la red.
-¿Cómo recuerda su gol?
-Me viene a la cabeza lo agónico, desesperante y lo mal que lo pasamos durante el partido. Habíamos tenido ocasiones, dominábamos, estábamos encima, pasaba el tiempo y el gol no llegaba. Una vez que lo metí fue tal subidón. ¡Tanta alegría!. Aquel año fue muy negativo. No es, como nos pasó, que perdimos dos ascensos dos temporadas seguidas y sí, es un palo grande, pero has vivido un año feliz, la cagamos en el último partido pero todas las semanas eran alegrías. Pero ese año todo fue negativo, la muerte de Sagarzazu, la destitución de los entrenadores... Fue una temporada de documental. Después ves que metes ese gol y ver a la gente feliz fue increíble. Eso fue indescriptible, todo ese año malo se reemplazó por un gol de cinco segundos.
-¿Si tuviese que elegir a alguien para emular ese momento a quién elegiría?
-El Deportivo tiene una plantilla de jugadores para Segunda muy buena. Posiblemente el que más me guste sea Aketxe por la calidad que tiene, pero al único que conozco y al que le tengo un cariño tremendo es a Dani Giménez. Lo entrené teniendo él 15 años. Me gustaría que el gol lo metiese Dani subiendo a rematar la última jugada en un córner a favor y metiese él. Me gustaría que su gol salvase al Deportivo.
-¿Cómo va a vivir el partido?
-Solo. Después de lo del covid-19, con los estadios vacíos, ver un partido entero me cuesta. Me pondré el multipartido. A veces parecen entrenamientos. Estos días me ha llamado mucha gente recordándome el gol y sabía que esta temporada se iban a acordar de mi. Lo sabía.
-¿Por qué?
-Por la situación del equipo. Te ven los aficionados y como está en juego el descenso a Segunda B se repite la historia pero muchos años después.
-¿Es optimista?
-Siempre dije que los empates no valen para nada pero ahora tengo que contradecirme porque habiendo empatado con el Mirandés las cosas hubiesen sido diferentes. Pero son las cuentas de la lechera, la teoría es muy fácil ahora, pensar en lo que se pudo haber hecho y no se hizo. Hay que verse ahí, en la piel del entrenador y cómo gestionar un año tan malo. Los jugadores no tienen confianza. Es difícil ponerse en la piel de ellos en el fútbol de hoy en día. Tienen que ganar y a ver qué pasa.