El club coruñés hizo oficial esta mañana la contratación del delantero vasco, que ya pasó reconocimiento médico en Madrid, por esta temporada y dos más
14 ene 2020 . Actualizado a las 14:11 h.El segundo refuerzo del Deportivo ya cayó. Después de la contratación de Emre Çolak, que sigue esperando el tránsfer para poder abrir su nueva etapa con la blanquiazul, el club coruñés cerró la incorporación del delantero Sabin Merino, atacante vasco que ha militado en el Leganés las dos últimas campañas. El espigado punta, de 28 años recién cumplidos,llegó el lunes por la noche a A Coruña, firmó por lo que queda de temporada y dos más (aunque su nuevo club se guarda una opción de liberación en caso de descenso a Segunda B) y a las diez y media se entrenó a las órdenes de Fernando Vázquez.
El ataque vuelve a ser la parcela apuntalada bajo las directrices de Richard Barral. Con su incorporación, el club coruñés completa las 25 fichas de la primera plantilla, por lo que las próximas llegadas, que las habrá con toda seguridad, deberán ir emparejadas con futbolistas que tomen la rampa de salida. Beto da Silva, que apenas ha participado hasta ahora y, además, ocupa plaza de extracomunitario, figura en todas las quinielas para abandonar A Coruña.
Por ahora, el Deportivo apela al olfato de gol de Sabin Merino. Espigado y fuerte en el juego aéreo (187 centímetros de altura y 74 kilos de peso), el delantero destaca por una potente zancada que le permite desenvolverse perfectamente en cualquiera de las posiciones de vanguardia, tanto de referente, como caído a las bandas. En cualquier caso, los problemas de puntería que padece el equipo coruñés dejan claro que el vizcaíno llega para convertirse en la nueva esperanza de ataque del Dépor de cara a la segunda vuelta.
Merino despuntó en Lezama precisamente por su acierto ante la portería rival y una gran clase con el balón en los pies. Compartió vestuario con el deportivista Aketxe, aunque este es casi dos años menor que él. Fue uno de los estandartes del ascenso del Bilbao Athletic a Segunda División en el 2015 y Ernesto Valverde lo subió de inmediato al primer equipo.
Explotó entonces su polivalencia para jugar pegado a la banda izquierda, y debutó a lo grande: en agosto se coronó en el Camp Nou con la Supercopa. Como titular participó en el espectacular 4-0 que decantó el título, en el que dio la asistencia del segundo gol a Aduriz tras una buena jugada por la izquierda ante Dani Alves. Inició así a lo grande un curso en el que fue compañero de Bóveda y ofreció un rendimiento halagüeño, el mejor que ha protagonizado hasta ahora en el fútbol profesional: cinco goles en Liga y otros dos en Copa, incluso cierto protagonismo en la Liga Europa.
Lesiones
Pero a la temporada siguiente su rendimiento decayó. También es verdad que las sucesivas lesiones apenas le dejaron levantar cabeza. Primero, molestias en el hombro, más tarde una operación de pubis y de hernia inguinal, y, luego, un fortísimo golpe en la tibia que cerró su temporada a mediados de abril. Marcó al Madrid en el Bernabéu, pero lo cierto es que en Bilbao se convirtió en una promesa rota.
La temporada 2017-18 se presentaba como una reválida para él. Ziganda, el técnico que le hizo explotar en el filial, ascendía al banquillo de San Mamés y todos esperaban un paso adelante del delantero en cuanto a implicación y presencia. Pero su temporada volvió a teñirse de gris. No marcó, por primera vez, y sumó 18 encuentros entre Liga, Copa y competiciones europeas. Al siguiente curso, la llegada de Berizzo le dio la oportunidad de compartir vestuario durante el verano con otro de sus nuevos compañeros, Peru Nolaskoain, y Sabin Merino acabó haciendo las maletas hacia Leganés en los últimos días de agosto del 2018.
Poca presencia
La apuesta en busca de minutos no le salió bien. Solo fue titular en dos jornadas de Liga (quince partidos en total), siempre a la sombra de Braithwaite, En-Nesyri y Michael Santos, que venía de marcar 17 goles con el Sporting de Gijón. Aún le ha ido peor en esta campaña, cuando otra vez los tres entrenadores que ha tenido en el equipo madrileño le cerraron las puertas hacia la titularidad. Se le achacó entonces frialdad en el juego y hasta una cierta falta de intensidad.
Salió de suplente en dos ocasiones en Liga y su último partido data del pasado 17 de diciembre en la primera eliminatoria de Copa. El Leganés superó al Andorra en los penaltis tras un sufrido 1-1. Merino figuró en el once titular, como extremo por la izquierda, pero se convirtió en el primer cambio a la hora de juego, justo antes de que Guido Carrillo empatase. Ahora llega al Dépor con el objetivo de recuperar sus mejores sensaciones y aportar velocidad, fuerza y físico en ataque para evitar el descenso a Segunda B.