El Dépor que vació Riazor

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Once mil espectadores se desplazaron para ver al colista de Segunda, la mitad abandonó tras el tercer gol del Elche y el resto despidió al equipo con pitos

10 nov 2019 . Actualizado a las 19:02 h.

A finales de los ochenta, en concreto en la temporada 1987-88, había un conjunto de fútbol en A Coruña que llevaba tras de sí pocos menos espectadores que el Deportivo. Mientras que al primer equipo iban a verlo una media de seis o siete mil personas, el filial blanquiazul contaba con la presencia de unos cuatro mil hinchas por partido. En aquella plantilla de jóvenes aspirantes a profesionales figuraban Fran, José Ramón, Bodelón, Manuel, Mella, Antonio... Eran tiempos en los que el Palacio de los Deportes de Riazor se llenaba también para ver al Liceo, con alguna entrada incluso de siete mil espectadores.

Tres décadas después, un partido de fútbol femenino entre España y Azerbaiyán reúne en Riazor poco más de mil espectadores menos que un encuentro de Liga del Deportivo (10.444 por 11.690). Y la gente empieza a sentirse más identificada con Peke, Tere Abelleira y Cris, que con Christian, Aketxe o Montero.

La mala clasificación y el pésimo juego que esta temporada está desarrollando el Deportivo están provocando que una afición que en verano acudió en masa a renovar su confianza con la retirada de más de 23.000 abonos, haya reducido a la mitad su presencia en el templo blanquiazul.

Según han pasado las semanas, la hinchada ha ido a menos hasta conseguir una de las entradas más bajas de los últimos 30 años. Menos de doce mil espectadores para un partido que, si bien las condiciones meteorológicas no acompañaron, se disputó un domingo por la mañana, horario que no parece malo para la presencia de aficionados.

Once mil seiscientos noventa incondicionales que se ilusionaron con el buen inicio de la escuadra de Luis César; sufrieron con el tanto de Verdú; volvieron a confiar con el de Mollejo; vibraron con el aceptable inicio del segundo tiempo; se desesperaron con la pifia de Dani Giménez, que costó el segundo del Elche; y abandonaron Riazor cuando Aketxe regalón un balón en mediocampo que el rival aprovechó para anotar el tercero.

Apenas quedaron cinco mil tras la sentencia, que despidieron a los jugadores con pitos, al tiempo que una parte pedía la dimisión de la directiva, de Carmelo del Pozo y respeto para un escudo que muchos de los que saltan al campo cada domingo están deshonrando.