Domingos Duarte: «Si se dan las circunstancias, seguir en el Dépor es una gran opción»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Consciente de que está en manos del Sporting, vive tan adaptado en A Coruña que se ve jugando en Primera

04 feb 2019 . Actualizado a las 09:20 h.

Aterrizó en A Coruña sin un nombre en el fútbol español. Una promesa portuguesa a la que el Sporting quería seguir fogueando. No tardó ni una semana en exhibir su elegancia en los entrenamientos. Una clase que trasladó pronto a los campos formando con Pablo Marí la mejor pareja de centrales de la Segunda División. Sus actuaciones, tanto defensivas como ofensivas (lleva ya cuatro goles), no han pasado inadvertidas. De hecho, han sido varios los clubes que durante las últimas semanas han mostrado interés en incorporar a Domingos Duarte (Cascais, 1995) como refuerzo de invierno. «Nunca fue una posibilidad para mí», explica. Está feliz en A Coruña y asentado en el Dépor. Tanto, que incluso se ve jugando en Primera División. «Si se dan las circunstancias, seguir en el Dépor es una gran opción. Soy futbolista del Sporting y, en primer lugar, debo saber qué intención tiene el club de mi país. Pero si, llegado el momento, toca salir, qué mejor que aquí», reflexiona.

-¿Cómo se consigue formar, junto a Pablo Marí, la mejor pareja de centrales de Segunda?

-¿En serio piensa que somos la mejor pareja de centrales?

-¿Usted no?

-No lo sé. Lo que sí sé es que estamos haciendo las cosas muy bien. Y yo me encuentro muy a gusto con él. Es fenomenal, tanto dentro como fuera del campo. Empecé jugando con Eneko, y muy bien; también disputé un partido con Somma, y me encontré bien... Todos tienen mucha calidad y estoy a gusto con ellos.

-¿Qué le aporta Marí?

-Seguridad. Mucha seguridad. Sé que si le doy el balón, lo va a sacar siempre limpio. Quiero creer que él también lo piensa de mí (se ríe). Y también me aporta amistad. Cuando estás a gusto con una persona, en el campo luego es más fácil. No digo que sea fundamental, puedes tener un gran compañero de juego, y luego no entenderte con él fuera. Pero pienso que es un plus. En este caso se cumple, porque, aunque yo no soy de hablar mucho en el vestuario porque no es mi idioma, con él congenio muy bien. Bueno, contra el Sporting no tanto, pero es imposible estar bien todos los partidos.

-Bastante bien habla para el poco tiempo que lleva. ¿Cómo lo ha conseguido?

-Pues, en parte, gracias a Quique, que al principio hablaba conmigo como si fuéramos indios. Y me repetía luego las cosas despacio. Antes de venir a España, en plan broma, hablaba algo con Ricardo Vaz.

-El que jugaba en el Reus, que le puso el apodo de Minguinhos.

-Sí. Es una pena lo que pasó, porque es una persona que se lo merece todo. Es increíble e injusto que, por alguien que ha gestionado mal un club, tanta gente se haya quedado sin trabajo.

-Es la otra cara del fútbol, la que no se ve tanto.

-Pues sí. Cuando llegas a la élite todo es muy bonito. Pero a veces pasan cosas como estas. Y antes de llegar arriba, pues otros compañeros viven situaciones complicadas. Hay que dedicarle mucho tiempo para que el éxito te llame.

-¿Usted es de los que actúa como futbolista las 24 horas?

-Sí, porque no me gusta salir de fiesta. Si logramos una victoria importante, pues está bien celebrarlo. Pero no como rutina. Tampoco me gusta bajar a cenar por la semana. Prefiero hacerme mis cositas en casa. Un filete de pollo o de vaca gallega, algo de pasta, arroz, ensalada...

-Como portugués, dominará también el «bacalhau». ¿Cuál es su especialidad?

-Qué va. Estoy muy lejos de eso (se ríe). Cosas más sencillas. Además, el bacalhau tendría que llevar, por ejemplo, nata. Y eso ya no es tan sano.

 -¿Es muy estricto con la comida, los pliegues y demás?

-Sí. Soy bastante. No en plan de pesar la comida y esas cosas. Lo hago a ojo. Pero controlando en todo momento lo que pongo en el plato. Una parte de proteínas, otra de hidratos, verduras... Si, por ejemplo, tomo crema, ya no me hace falta verduras...

-¿Tiene nutricionista y entrenador personales?

-Nutricionista no. Tengo un plan desde hace dos años, que me dieron en el Sporting y que me sigue valiendo. Estoy bien de pliegues. Entrenador personal, sí. Creo que es fundamental disponer de una buena preparación. Pero no voy por libre. Está todo pautado y lo conoce el preparador físico del Deportivo. Lo hago como un complemento al trabajo diario que hago en Abegondo. Si yo estoy bien, el equipo se beneficia.

-¿Es de los que compiten con sus compañeros de vestuario en la medición de pliegues?

-(Se ríe). No. Eso se lo dejo a Pablo y a Dani, que están siempre con esa competición. Antes se unía a ellos Gerard Valentín, pero como se marchó al Lugo, se han quedado solos.

«Tengo ganas de marcar mi quinto gol para enseñar la manita»

Domingos Duarte está mostrando enorme seguridad defensiva, pero también gran facilidad para ser el más listo en las jugadas de estrategia ofensivas. Tanto, que lleva ya cuatro goles. Una cifra que lo satisface, pero no le llega. «Tengo un objetivo que me he marcado este año. Pero no quiero comentarlo hasta que lo consiga. Si es que lo consigo, claro», afirma.

-Venía como defensa, pero sus goles han dado ya bastantes puntos.

-Hay que hacer alguna cosa diferente para poder contarle a los nietos (más risas). Ya me toca marcar el quinto, que llevo mucho tiempo. Tengo ganas de lograrlo para enseñar la manita.

-¿Cuántos se ha propuesto marcar?

-No. No. No se lo voy a decir. Si lo consigo, se lo cuento.

-¿Supersticioso?

-Sí. Un poco. Pero, bueno, ya lo fui más. Ahora creo más en el trabajo diario, aunque sí que tengo algunas manías y supersticiones.

-¿Por ejemplo?

-Todos los partidos entro en el campo pisando tres veces con el pie derecho, dando un saltito. Me pongo las espinilleras después del calentamiento... No sé. Cosas normales.

-¿Aficiones?

-Ahora, paseo mucho por la ciudad. Antes me quedaba más en casa, pero echaba mucho de menos a la familia. Y así, paseando me entretengo. Luego me encanta viajar. Pero no viajes puramente turísticos, sino conocer los lugares de verdad. Ver las costumbres de los pueblos y sus gentes.

-¿Es creyente?

-Sí (enseña una medalla que lleva colgada del cuello). Incluso, me entreno todos los días con esto. No creo ahí, en plan, tal, pero sí que creo. Mi familia es toda creyente. Mi abuela lo era mucho. En el lado de mi padre, igual. Y a mí me gusta también. Hay que saber que si existimos es por algo... No sé si venimos del mono o qué. Pero bueno.

-¿Cuando se dio cuenta de que podía ser futbolista?

-Tenía 14 o 15 años cuando un entrenador que tuve, Antonio Carlos Prazeres, me empezó a exigir muchísimo. Y con tanta exigencia fui mejorando. Él me decía que podía llegar... El fútbol siempre me gustó muchísimo. De niño iba con mi padre y mi abuelo a ver al Sporting.

-Y logró vestir esa camiseta.

-La pena es que mi abuelo no pudo verlo. Hubiera sido espectacular para él.

-¿Se acuerda de él cuando marca?

-Me acuerdo de él muchas veces. Pero, en concreto, cuando marco no. Es una euforia tan grande que no pienso en nadie. Hasta mi novia me dice que tengo que dedicarle algún gol, pero estoy tan contento cuando marco que no me acuerdo de nadie.