Un Deportivo también con alma

José M. Fernández

TORRE DE MARATHÓN

LOF

03 nov 2018 . Actualizado a las 23:26 h.

El Dépor se comportó en el estadio de Gran Canaria como se esperaba de un grupo que ha trazado una línea de la que no quiere desviarse. Con menor o mayor brillantez desde que arrancó la temporada, pero siempre sólido, el conjunto coruñés ha hecho casi todo lo que se espera cuando solo le vale el ascenso: buscar la victoria en cada cita.

Después de doce jornadas -siete lejos de Riazor-, es el equipo que menos derrotas acumula (1), está en el grupo que más goles ha marcado (19) y entre los que menos han encajado (9). Frente a otro favorito, no se arrugó, se adueñó del balón y de las ocasiones durante el primer tiempo, cuando incluso mereció mejor suerte tras mandar un balón al palo y no conceder ninguna ocasión. Hasta ahora, se sabía que el grupo de Natxo González era capaz de controlar el rimo, de apropiarse del balón, de sentirse superior a su rival y de encarar los partidos de frente, pero también de tambalearse ante cualquier contrariedad, y ha sufrido unas cuantas desde el inicio de temporada.

El revés, esta vez, fue un inesperado obús de Galarreta, en el primer y único remate entre los tres palos del Las Palmas, en el arranque de la segunda parte. Un cuarto de hora tardó el Dépor en reponerse del mazazo, probablemente, en esta ocasión, con más corazón que cabeza, con tres delanteros y encerrando a un rival que se comportó como no lo ha hecho el Dépor: atrincherándose alrededor de su portero. Si tras once jornadas el Dépor cuenta con unos cuantos argumentos para el optimismo -sabe a lo que juega, y tiene una plantilla larga y talento para estar arriba-, frente a Las Palmas expuso hasta el último suspiro uno hasta ahora desconocido: es capaz de empujar cuando falta claridad o no alcanza el talento. No se arruga.