Minguinhos espera visita

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

ricardo vaz

Ricardo Vaz, atacante del Reus, es uno de los mejores amigos de Domingos Duarte y fue clave en la llegada del central portugués al Deportivo por su conocimiento de la categoría y de Natxo González

26 oct 2018 . Actualizado a las 09:22 h.

Hay fotos en la piscina, en el coche, y hasta una en la que el grupo aparece paseando por Miami buscando un bar donde ver el partido de la selección. Varios visten la camiseta de Portugal, que aquel 15 de junio jugaba contra España en Sochi. Domingos Duarte, con el 14 que portaba en el Mundial sub20 de Nueva Zelanda, cuando cayeron en cuartos frente a Brasil. Gafas de sol puestas, a la izquierda del selfi de Ricardo Vaz. El autor de la instantánea recibió una llamada de su compañero de viaje a las pocas semanas de regresar. «Le habían llamado para fichar por el Deportivo y quería saber mi opinión», cuenta por teléfono desde Reus el joven atacante responsable de que el mejor central de la categoría defienda mañana al conjunto local en Riazor.

«Él tenía alguna duda porque también lo querían varios equipos portugueses, y yo solo le dije la verdad: que salvo por unos pocos clubes, la Segunda española tiene más nivel que la Primera de nuestro país. Y que en el Deportivo lo iba a hacer bien, seguro, porque está Natxo, con el que yo coincidí aquí», prosigue el futbolista, a quien el propio Domingos aludió en su presentación como jugador blanquiazul. «Fue muy importante a la hora de tomar la decisión», admitía de nuevo el zaguero el martes, al concluir el entrenamiento en Abegondo. «¿Que si es buen amigo mío? ?comentaba desde el otro lado de la valla de seguridad?; imagínate, si viene este fin de semana con el equipo se quedará a dormir en mi casa». La visita no es segura porque Vaz está de vuelta en los entrenamientos del Reus tras la recaída de una importante lesión.

Coincidencias familiares

El posible encuentro sobre el césped sería el primero desde que ambos abandonaron la disciplina del Estoril, donde cuajó la amistad. «Tardamos en establecer una buena relación porque él es un año más pequeño y durante muchas temporadas jugó en una categoría inferior, pero como era tan bueno lo metieron con los mayores y a partir de ahí pasábamos mucho tiempo juntos», detalla el extremo del próximo rival del Dépor. Ayudó una doble casualidad. La primera parte la explica Domingos: «Nos enteramos de que nuestros padres compartían equipo para jugar pachangas». La segunda, la añade Vaz: «Mi padre estudió con su madre. Nuestras familias son de Cascáis y tampoco es un sitio tan grande; de críos ya coincidíamos bastante por allí».

Cuando el zaguero fichó por el Sporting de Lisboa, en el 2011, en Estoril dejó un amigo íntimo que tres temporadas más tarde abandonó Portugal para jugar en la Segunda B española. El salto no fue sencillo para el atacante, que para matar la morriña reunió a unos cuantos colegas en un grupo de WhatsApp. Estuvo inspirado al ponerle nombre; «Vida en Reus» se llama la sala de reunión virtual en la que hay varios compañeros de profesión de Duarte y Vaz. Charlan con frecuencia, convocan encuentros y viajes como el de Miami, y se pican si el fútbol amenaza con enfrentarlos en Riazor.

El visitante tiene calado al anfitrión. «Sigo mucho al Dépor, sobre todo por Domingos, claro. Está en un gran equipo y creo que ha empezado muy bien porque no le ha costado la adaptación. Aún así, sé que todavía puede dar más según vayan pasando las jornadas y él vaya acostumbrándose al sistema», sostiene el mayor del dúo al otro lado de la línea. No le sorprende el rendimiento del benjamín; se lo imaginaba cuando le recomendó aceptar la oferta coruñesa: «Es un jugador capaz de romper líneas con la pelota en los pies y aporta mucha seguridad atrás. Además, se cuida mucho, es un excelente profesional, y Natxo le da importancia a todo eso», razona quien protagonizó a las órdenes del técnico vasco el último ascenso del club catalán. Si hay suerte y entra en la convocatoria, este sábado se reencontrará con su exentrenador. Dormirá en casa de Domi, como le conocen todos en el grupo. En la de Minguinhos, como prefiere decirle él. «Se enfada siempre que le llamo así», ríe. Nada que un buen consejo al elegir equipo no pueda pagar.