Para analizar el encuentro, lo primero que hay que tener en cuenta es qué equipo estaba en frente. El Málaga es un conjunto que no permite muchas alegrías. Que se cierra bien. Que defensivamente trabaja de manera extraordinaria. Y ante un rival con esas cualidades, el Dépor estuvo más gris que en otras ocasiones.
Pudo irse con ventaja en el marcador al descanso tras dos acciones aisladas que salieron fuera y, luego, con el gol en contra se vio superado por momentos por el Málaga que, a diferencia del conjunto coruñés, sí fue capaz de jugar el partido que quería.
Sin Vicente ni Pedro Mosquera faltó algo de fútbol. Y más cuando Natxo decidió retirar del campo a un Carles Gil que era el que más estaba generando. Creo que Carlos Fernández es un futbolista que se puede adaptar perfectamente a esa mediapunta. Y no me disgustó verlo ahí. Pero no sé por qué el valenciano no puede actuar en alguno de los vértices laterales del rombo. Me parece bien que con el marcador en contra meta más gente arriba, pero no a costa de perder al hombre más creativo. Yo lo hubiera puesto por Moreno o incluso por Krohn-Dehli.
El gol del empate fue más fruto de una acción aislada que consecuencia del juego. Un centro, casi chut, de Bergantiños, buenísimo, y Carlos Fernández que acierta. Y en ese momento parece que puede haber partido y llevárselo el Dépor. Hasta que, incomprensiblemente, llega la roja a Quique.
Nunca vi expulsar a un futbolista por una acción de este tipo. No lo entiendo porque él no sabe que el del Málaga está ahí ni nada. Por todo esto que he comentado, considero que el punto resulta muy valioso tal y como se desarrolló el encuentro y teniendo en cuenta el potente rival que estaba enfrente, que me da que se va a dejar muy poquitos puntos este año.