1.140 gargantas por punto

Xurxo Fernández Fernández
x. fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

MARCOS MIGUEZ

La afición del Deportivo sigue fiel a un equipo que acumula temporadas en riesgo de descenso y mantiene una de las medias más altas de asistencia al estadio entre los conjuntos de Primera

27 feb 2018 . Actualizado a las 17:43 h.

Un jueves cualquiera, después de otra derrota habitual, Luisinho, el futbolista del Dépor que más temporadas lleva en A Coruña, daba una rueda de prensa de transición. Respuestas clásicas a las preguntas de rigor. A la altura del «una más», el portugués fue interrogado acerca del sufrimiento constante al que se somete el equipo desde hace varias campañas, incluidas las cuatro que ha pasado en Primera desde que llegó el lateral. Se removió el futbolista en la silla, soltó un «es difícil», y se arrancó: «No es normal que todos los años pase esto. Te puede pasar un año, pero cuatro o cinco... Eso es que alguna cosa no está bien hecha. Y no se puede echar toda la culpa al grupo de trabajo, que obviamente podemos tener alguna, porque somos los que salimos al campo y tomamos las decisiones, pero hay que asumir todas las responsabilidades de estos años con el club peleando por no bajar. Tenía que haber un año tranquilo y no lo hay. Cada vez las cosas empeoran y eso no se puede permitir porque hablamos de un gran club, con una gran afición. Estando en descenso, un lunes había 20.000 personas. Eso no pasa en otro campo».

Lunes, 21 horas. 20.690 espectadores presenciando una derrota habitual. Aquella, frente al Betis, televisada además en abierto. Imposible pasarlo por alto. Quizá el efecto Seedorf, pero a Cristóbal, ante el poco atractivo Levante, lo habían despedido otros 20.000 anticipándose a la decisión del club en San Sebastián. Muchos para un comité de bienvenida o un adiós en una ciudad cuyo número de habitantes no alcanza el cuarto de millón. Uno por docena acude cada jornada a Riazor. Casi 1.140 gargantas por cada punto sumado por un conjunto que acumula diez encuentros seguidos sin ganar, que ha vencido solo tres veces en casa (siempre por la mínima) en lo que va de competición, que ha vencido en 19 de los 60 duelos disputados tras el ascenso delante de su afición.

Aunque ante su hinchada es casi siempre. El sábado 17 de febrero, a las nueve de la noche, cuatrocientos seguidores blanquiazules se subían de nuevo al autobús para regresar de Mendizorroza sin más botín que las disculpas del plantel, que, al menos, ahora sí acostumbra a aguantar el chaparrón. Se queda sobre el césped y escucha los pitos o los aplausos. Bronca como la de Vitoria, en la que los futbolistas optaron por permanecer a razonable distancia de una grada encendida; ovación como la del viernes pasado en Riazor. Otra hora y media sin gol y una bancada entregada reconociendo el esfuerzo, racaneado demasiadas veces este curso. «A poco que le des», había advertido Cristóbal. Lo mismo que Tino Fernández y casi cualquier jugador al que se pregunte por la afición. «A poco que le des» hay apoyo constante hasta que el árbitro pita el final, o legión de abonados en Segunda y cuando la pelea por eludir el descenso es todo a lo que aspirar.

Solo en Málaga pueden presumir de tener tanto fiel en las malas, aunque en la capital andaluza hay más del doble de habitantes entre los que elegir. La constancia inexplicable de los que no ganan, el milagro habitual.