Lucas, para todo lo demás

Xurxo Fernández Fernández
x. fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

El coruñés, ante su peor racha anotadora, es el pasador más activo entre los delanteros de la Liga

10 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ella lo sube todo al coche, crío incluido, y huye en busca de la felicidad. Una felicidad con forma de fama y realización profesional. Scorsese coge el guion de Robert Getchel, hace una película brillante y la llama Alicia ya no vive aquí. Varias décadas después, es Lucas el que hace las maletas y se larga a triunfar. Se sube a un avión y juega en Madrid, Ucrania y Grecia antes de encontrar el éxito en casa, emprender otro costoso viaje (a Inglaterra) y regresar para ver como un grupo de fanáticos mancha con su nombre varias paredes de la ciudad. Ahora es un vecino quien agarra un folio y escribe una genial respuesta a las pintadas que se vuelve viral: «Lucas ya no vive aquí, gilipollas». La coletilla recoge la crispación del otro sector, el de la hinchada harta de ver cómo un grupo de incendiarios en estado de rabia permanente la toma con un chaval de casa y lo convierte en símbolo de una temporada para olvidar. Instrumento catalizador de un resentimiento fanático que esconde bajo la alfombra mucho más que la preocupante deriva deportiva de un equipo en serios apuros y un club aquejado de voracidad. Esconde la nostalgia de las grandes borracheras de copas a cuenta, que llevó primero al coma y después a una resaca fenomenal.

Diez partidos sin marcar

El monumental debe se está pagando entre bamboleos: siete entrenadores, diez porteros, y un secretario técnico cesado en tres años y medio en Primera. Delanteros centro, seis. Repiten Lucas y Andone, un frente de ataque envidiable para cualquier conjunto en posición delicada que no acaba de mezclar. El ariete rumano, titular en menos de la mitad de los duelos, se ha ganado con (seis) goles el favor de la grada; el coruñés -media docena de dianas en solo 20 partidos hace tres campañas; 17 en 35 cuando empezó a jugar en punta hace dos- lleva cuatro tantos en Liga, dos de penalti, y roza su peor racha sin marcar: diez partidos como titular. Once estuvo durante la temporada de su estreno en el Karpaty (2011-2012). Los mismos que en la única que jugó completa en el PAOK (2013-2014).

La producción sumada del 7 y el 10 no es suficiente para sostener una permanencia, y el bagaje por separado tiene truco. Cinco de los seis goles de Andone han llegado en compañía, con el ariete formando sociedad en punta junto Adrián (frente a la Real Sociedad y el Villarreal) o Lucas (Getafe) o coronando un tridente ofensivo (Celta y Valencia). Ante el Getafe anotó como delantero único de un equipo de diez. El coruñés, sin embargo, ha visto puerta siempre cuando jugaba en soledad. Todavía no estaba Andone en el campo cuando le marcó al Getafe, y era único punta ante el Girona, Las Palmas y Málaga. En las seis ocasiones en que ha formado dentro de un tridente ofensivo le ha tocado la esquina. «Tengo la suerte de poder jugar también ahí», se felicitó hace semanas, cuestionado por ese arrinconamiento que le resta ocasiones de disparar. Una suerte que luce poco: Lucas es el delantero que menos chuta de la competición. 1,1 veces de media por encuentro. El siguiente, el excéltico Beauvue, llega a 1,8 en el Leganés. En las principales competiciones europeas, solo tiene un peor bagaje Laurente Delpoitre, belga enrolado en el Huddersfield. La posición en el torneo doméstico no varía si se incluye en el registro a quienes funcionan como extremos, aunque así se consigue que el coruñés empate con el bético Joaquín.

A cambio, el jugador del Dépor se ha hinchado a centrar. No hay otro futbolista en el frente de ataque de un conjunto de Primera que envíe más balones al área que él. De esos pases, con precisión superior al 35%, han nacido varias ocasiones de gol. Tres asistencias acumula Lucas, el que más del equipo junto a Adrián, aunque son muchas más las combinaciones que han dejado al compañero en situación de marcar. La última, en Anoeta, no acertó a empujarla Schär. Casi nada que celebrar hasta ahora. No hay premio a la perseverancia que borre de las paredes de A Coruña el nombre del viejo ídolo blanquiazul.