Albentosa cumplió en Ipurúa en su estreno liguero, que deparó el primer partido del curso sin encajar fuera
16 oct 2017 . Actualizado a las 16:15 h.«Donde todo empezó». Allí regresó ayer Raúl Albentosa. Lo anunció el sábado en una red social en la que agradeció a Éibar las alegrías facilitadas. Ahora cuenta ya con una más: la de volver. Volvió al que fue su estadio, pero también a un once en el que no había formado aún este curso. De paso, el Dépor cerró su primer duelo sin encajar a domicilio esta campaña. Nada sencillo según quedó probado la pasada, cuando lo consiguió solo cuatro veces.
La octava jornada medía a los de Mel con el equipo de Primera que menos goles había anotado hasta la fecha y el más rácano en disparos a puerta. El técnico sostuvo el sábado que los números no reflejaban la realidad del Eibar, pero los tuvo en cuenta al tomar decisiones como darle la titularidad bajo palos a un chaval de 18 años con cuatro duelos en Segunda B como única experiencia, o prescindir de Fabian Schär, indiscutible hasta la fecha.
En el lugar del suizo, cuya selección le había impedido tomarse un descanso, formó Albentosa, que saltó a la titularidad desde la grada de Riazor. Allí se quedó el alicantino mientras sus compañeros se medían al Getafe, pero la inactividad no le pesó al pisar el campo eibarrés. Mendilibar dispuso un 5-3-2 que propició el tipo de choque en el que el 6 blanquiazul se siente más a gusto. Mucho balón llovido desde zonas alejadas porque ni Capa ni Juncá se decidieron a apurar la línea. El área quedó blindada.
Ni Enrich ni Kike dispusieron de oportunidades o espacio para buscarle la espalda a la pareja de centrales deportivistas en la que el ex de los armeros gozó de un socio que estuvo perfecto. Sidnei recuperó su mejor nivel por hora y media. Despejó más balones que nadie y ganó sobrado las escasas carreras a las que le retaron.
Portería a cero y un punto, que Albentosa valoró como bueno ante las cámaras. O no. El alicantino volvió a usar su cuenta de Twitter tras el partido; en ella propagó una interpretación contraria al «nos vamos contentos» que pareció escuchársele sobre el césped. Su satisfacción por el resultado quedó en el aire. Bastante alegría le supuso su vuelta.