-Por arriba, su envergadura tampoco le vendrá mal.
-Eso es lo que piensa todo el mundo. Me ven alto y piensan que tengo que ir muy bien por arriba, pero aún debo mejorar en eso. Bueno, con 18 años todavía tengo que mejorar mucho en todo. En todo.
«Mi padre me golpeaba por jugar al fútbol, y al día siguiente yo volvía a irme a jugar»
Francis aspira a volver a jugar con su selección, con la que ganó un Mundial sub17, pero su prioridad, hoy, «es el Deportivo».
-¿Fue difícil llegar hasta aquí?
-Bastante. Al principio en mi casa me hicieron casi imposible ser futbolista. Llegué a pensar que nunca lo conseguiría. En mi familia siempre se priorizaron los estudios. Cuando regresaba de jugar al fútbol, mi padre me golpeaba; era duro, pero al día siguiente volvía a escaparme a jugar. Creo que eso también me ayudó de algún modo, me hizo crecer en mi determinación. Creo que nací para ser deportista. Antes de jugar al fútbol fui portero de balonmano y competía a nivel nacional. Eso sí le gustaba a mi padre, porque estaba unido a la escuela. El fútbol significaba calle y él lo relacionaba con malas compañías, con fumar, con cosas por el estilo. Vivíamos en un barrio difícil, y sí, había mucho de eso, pero yo logré evitarlo. Así hasta que participé en un gran torneo organizado por Coca Cola y regresé con algo de dinero. Ahí empezó a aceptar que podía ser una forma de ganarme la vida. Para mí el fútbol es también eso, una forma de ayudar a mi familia.
-El balonmano le daría reflejos
-Sí. Saqué un poco de cada deporte. Incluso jugué unos meses al baloncesto y también me aportó cosas. Cuando mi entrenador de baloncesto supo que estaba jugando al fútbol se pensó que era broma. En realidad, mucha gente pensaba que era una broma hasta que me llamó la selección para el Mundial sub17. Ese campeonato se vio en todo el país, y bueno, ya no se rieron más de mí.
-Ganaron aquel Mundial, pero a las selecciones absolutas africanas les cuesta dar el salto. ¿Por qué cree que sucede eso?
-¿Qué pienso? Pienso que perdemos el hambre. Al principio, cuando eres muy joven, necesitas demostrar que vales; demostrárselo a los ojeadores que van a estar en la fase final de un torneo, por ejemplo. Demostrar que puedes salir de tu país para jugar al fútbol. Tienes hambre. Necesidad. Te vacías y lo das todo. Luego te fichan y ya está, ya llegaste, no estás más en Nigeria jugando por sobrevivir, por una oportunidad. Ahora juegas por otros motivos, te relajas, y si no llegas lejos con tu selección ya no es tanto lo que pierdes. Así lo veo yo.