Cuatro años perdidos en Riazor

Francisco Pastor REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

PACO RODRÍGUEZ

El estado de las cubiertas ha vuelto al 2013, sin un proyecto, pero más deterioradas

02 jun 2017 . Actualizado a las 13:58 h.

En el mejor de los casos, las obras de las cubiertas de Riazor comenzarán en junio del 2018, es decir, con al menos tres años de retraso sobre el proyecto que la Marea rescindió con Dragados. La conclusión de los trabajos no se espera hasta el 2020. Hoy, con la obra anulada, Riazor ha regresado al 2013, cuando el gobierno del PP encargó la redacción del proyecto. Cuatro años y varios temporales después.

La gestión de la Marea ha sido la guinda. Las cubiertas nunca han tenido una plan de mantenimiento, tampoco con los anteriores gobiernos. Pese a que se encuentran sometidas a duras condiciones climáticas y muy cercanas al mar, sus estructuras siguen siendo las mismas que se colocaron con motivo del Mundial del 82 (Tribuna y Preferencia) y en la reforma de 1996 (Pabellón y Maratón). Ahora, el gobierno local ha prometido que licitará el mantenimiento y pondrá en marcha el proyecto de sustitución y rehabilitación de las estructuras. 

Del 2011 al 2013

Inspección y proyecto. En septiembre del 2011, la empresa Alfa, por encargo del Ayuntamiento, inspecciona las cubiertas y aprecia problemas de corrosión, en algunos casos severa, de las estructuras que sostienen las placas. El 1-8-2013 se firmaba el contrato con Singla Ingeniería para la redacción del proyecto. Cobró 69.335 euros por un documento que ya no servirá para nada. 

17 de julio del 2014

A concurso. Justo un año después el Ayuntamiento sacaba a concurso las obras por un importe de 2.916.595,64 euros. El 18 de agosto era la fecha límite para presentar propuestas. Concursaron nueve empresas y la mejor puntuación técnica (100 puntos) fue para Dragados, a la que en marzo del 2015 se le adjudicó el concurso por 2.592.561,86. En julio del 2015, con la Marea en María Pita, se firmó el acta de confirmación del replanteo, por lo que 24 meses después -julio del 2017- tendría que estar terminada la cubierta, una fecha en la que, en el mejor de los casos, estará redactado el nuevo anteproyecto. 

2 de febrero del 2016

No cabe la suspensión. En octubre del 2016, Dragados consideró que el proyecto asumido no era viable y así lo transmitió al Ayuntamiento. El 2 de febrero y el 4 de marzo del 2016, el gobierno local rechaza la suspensión porque los técnicos municipales sí que consideran viable el plan. 

La Marea se enreda

Informe de la Universidad. El gobierno de la Marea es incapaz de dar una salida al problema y se enreda en una polémica que, por un lado, impide el inicio de las obras y, por otro, alarga la solución. En abril del 2016, encarga a expertos de la UDC en estructuras un estudio sobre la viabilidad o no del proyecto sacado a concurso. «Las obras son completamente viables desde un punto de visto técnico», concluye ese informe externo. 

22 de agosto del 2016

Dragados pide la rescisión. Dragados se mantiene en su posición de no hacer la obra y el gobierno local, un año después de la primera negativa, sorprendentemente la acepta de mutuo acuerdo. Dragados podía haber desistido antes de firmar el contrato, pero no lo hizo y justo tras el cambio de gobierno en María Pita argumentó que había aspectos que difícilmente podía ejecutar, a pesar de todos los informes que decían lo contrario. 

21 de octubre del 2016

La rescisión. La petición de Dragados fue, finalmente, aceptada en octubre del 2016 tras doce meses en los que la Marea no acertó a dar una solución. La concejala de Facenda, Eugenia Vieito, firmó la resolución del contrato de mutuo acuerdo. El Ayuntamiento acepta la petición de la empresa y acuerda devolverle la fianza (107.130,66 euros). El gobierno local renuncia a ejercer acciones legales para forzar a la firma a cumplir con lo propuesto y firmado por ella misma. Tampoco solicitaba una indemnización pese al retraso para reparar una cubiertas que el temporal ha demostrado que era urgente. La razón que se ha dado desde María Pita es evitar enfangarse en un pleito que podría paralizar el asunto mucho más tiempo.

Pese al estado de la cubierta, el gobierno local tampoco parece haber contemplado la posibilidad de estudiar el procedimiento de urgencia, una vía que podría recuperar parte del tiempo perdido. A día de hoy, seis años después de iniciar su estudio, sigue sin haber fecha para que Riazor tenga las cubiertas que una instalación de este tipo demanda.