«La estructura de la cubierta de Riazor también está deteriorada»

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

El autor del proyecto adjudicado y el director de obra indican la necesidad de arreglar el estadio coruñés cuanto antes, si bien aseguran que de momento no existe riesgo de colapso

06 feb 2017 . Actualizado a las 15:43 h.

Los problemas de la cubierta de Riazor son más que los cientos de trozos de PVC que volaron y acabaron por aplazar el Dépor-Betis. Dos de los ingenieros ligados al proyecto de reforma adjudicado en el 2015 reconocen que no solo las placas se encuentran en mal estado, sino también la estructura que las soporta. Javier López Pita, responsable entonces de Singla Ingeniería (ya extinta) y autor del proyecto básico y de ejecución para la reparación de la cubierta, y Antonio González Meijide, director de aquella obra, llaman la atención sobre una techumbre que acaba de decir basta, pero ambos coinciden en que no corre riesgo de colapso.

El campo coruñés está coronado por más de cinco kilómetros de visera colocada en dos etapas. Los tramos más antiguos, de las gradas de Tribuna y Preferencia, cumplen 35 años, mientras los de Pabellón y Marathon tienen 15 años menos. La cubierta está formada por dos partes: la estructura que da soporte, las barras metálicas de color rojizo que La Voz retrató rebozadas de óxido, y las placas de PVC, que protegen la estructura del viento y la lluvia, y que desde hoy o mañana serán revisadas y sustituidas por los técnicos.

Situación

«La estructura tiene deterioros que hace conveniente repararla o sustituirla». «Lo que se dañó y que está más deteriorado son las placas de PVC, pues con el sol y el paso del tiempo se van deteriorando, pierden elasticidad, se hacen quebradizas y, con un temporal así, el viento se las lleva. Luego está la estructura, que también tiene deterioros que hace conveniente repararla o sustituirla», afirma González Meijide. López Pita habla de una estructura «alarmante en zonas. El proyecto estaba pensado para ir cada 18 metros examinando, reparando y haciendo pruebas de carga para confirmar que estaba bien».

Daños

«Repararla es muy costoso y no tienes una estructura nueva, sino una reparada». El autor del proyecto reconoce que la estructura «está dañada», pero que puede ser reparada. «No hace falta tirarla. Habría que repararla poco a poco, cada 18 metros, porque puede haber vicios internos», añade. González Meijide llama la atención sobre la resistencia del acero, en el que «el daño aparente es muy superior al real». «En Riazor la pérdida de espesor de algunas barras de la estructura es ligeramente mayor, pero generalmente no es muy acusada. Lo que ocurre es que reparar eso es muy costoso y no tienes una estructura nueva, sino una reparada», advierte.

Conservación

«He visto las fotos y en estos cuatro años se ha dañado muchísimo». La conservación queda en entredicho. Javier López Pita, quien firmó el proyecto de reforma en diciembre del 2013, reconoció que ha visto las últimas fotos de la estructura «y en estos años se ha dañado muchísimo», afirmó. «Es imposible que aguante 40 años al lado del mar, por eso hay que tratarla cada poco, pero allí no se ha hecho nada en mucho tiempo», recordó. Según explica, «cada 15 o 20 años hay que chorrearla con arena, darle pintura antioxidante y, puntualmente, reparar la barra encamisándola, o poniendo otra por fuera», señala.

PACO RODRÍGUEZ

Gradas

«Pabellón y Marathon tienen las placas más dañadas, pero su estructura está mejor». ¿Qué estructuras del estadio se encuentran peor? Aunque vuelan las placas de los fondos, las cubiertas más afectadas son las de Tribuna y Preferencia. «Como Pabellón y Marathon están más expuestas a los vientos, son las gradas con mayores destrozos, pero la estructura está mejor, porque es más nueva, con unas barras más protegidas y un galvanizado que las hace menos sensibles a la corrosión», afirma Antonio González Meijide. «Que rompa el PVC es un peligro, naturalmente, pero también es bueno para la estructura, porque sufre menos», subraya López Pita.

 «Desde que se tome la decisión hasta que el nuevo techo pueda inaugurarse van a pasar tres años»

El proyecto redactado en el 2013 se inclinaba por la reparación de los deterioros de la cubierta del estadio, antes que por demoler sus elementos más dañados. El ingeniero López Pita sustituiría el PVC por «una chapa policarbonatada maravillosa, mucho más limpia y que iba a ir mejor amarrada también», mientras arreglaría las barras de estructura que así lo precisasen. Su homólogo González Meijide, que llevó la dirección de una obra que nunca se ejecutó, subraya: «Si reparas una cubierta, corriges parte de los daños, pero otra parte sigue ahí; si la demueles, empiezas de cero. Es como en un coche, si lo reparas, prolongas la vida útil, pero una parte ya la has disfrutado. El resultado es distinto, pero el precio también, y los materiales y las medidas para evitar la corrosión son mejores ahora que hace 35 años», añade. Por eso, la gran decisión que se debe tomar ahora es elegir entre estos dos enfoques. «Con la actual cubierta yo no esperaría 20 años, pero sí dos o tres, y ese proceso va a tener que ser así, porque si hay que licitar de nuevo, redactar otro proyecto y hacer la obra de un forma compatible con el uso del campo, desde que se tome la decisión, hasta que esa cubierta pueda inaugurarse van a pasar tres años probablemente», dice.

Un desastre que señala a Negreira y Ferreiro

El deficiente mantenimiento y la falta de soluciones de los últimos gobiernos locales han llevado a Riazor a un deterioro alarmante. Un problema que pone en entredicho a los dos últimos alcaldes, tanto Carlos Negreira, que licitó una obra con una partida luego considerada insuficiente por Dragados, como Xulio Ferreiro, que tumbó todo lo anterior y no ha resuelto la situación. En la imagen, las estructuras de color rojizo que sujetan la cubierta de Riazor y los raíles nuevos del cableado televisivo.