El estadio se ha vuelto peligroso

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El mal estado de Riazor se convierte en una amenaza y una vergüenza para el deportivismo

04 feb 2017 . Actualizado a las 16:43 h.

El recorrido de ayer por la mañana por la grada de Pabellón, la más afectada por el temporal, se convierte en un paseo por una zona en guerra donde acaba de explotar una bomba. Cientos de trozos de la traslúcida cubierta de PVC se encuentran desperdigados por los accesos y, cuando se coronan las escaleras, amplias zonas de ese tejado aparecen abiertas al cielo y otras a medio sujetar de las que tiraba el viento. Los pedazos de cubierta también habían llegado al césped, pero empleados del club ya los habían recogido. Ni Preferencia ni Tribuna sufren un deterioro tan alarmante. Hay agujeros por los que las nubes espían los asientos vacíos, pero son contados. La situación vuelve a clamar al cielo en Marathón, con el techo también acribillado. Aquí es posible revisar la estructura que sostiene la cubierta. El metal, de color rojizo, está poroso, sucio, como purulento y corroído, con amplias zonas donde no se distingue la pintura. Riazor dice basta.

-¿Cuándo comenzaron los problemas con el deterioro de la cubierta?

El 16 de febrero del 2014, apenas un mes después del cambio en el consejo de administración del club, en un Dépor-Sporting de Segunda, el club se vio obligado a trasladar a algunos de sus socios a otra grada para evitar contratiempos por culpa del mal estado de la cubierta. Desde entonces, las protestas por las goteras se han repetido y en abril del pasado año, en los prolegómenos de un partido contra Las Palmas, el Deportivo se vio obligado a acordonar parte de Pabellón Superior por culpa de la caída de varios pedazos de PVC, aunque no hubo heridos.

-¿Cuál fue la primera medida?

En la primera reunión mantenida entre el club y el Concello a la llegada de Tino Fernández a la presidencia, el entonces alcalde Carlos Negreira había anunciado una inversión cercana a los 3 millones de euros en el arreglo de la cubierta ante el riesgo de derrumbe. Según el convenio que rige la cesión del estadio al club, esta reparación es responsabilidad del Ayuntamiento. Las obras previstas incluían el cambio de 14.000 metros cuadrados de cubierta que llevaban entre 16 y 22 años sin tocarse.

-¿Por qué no se ejecutaron las obras previstas?

En los presupuestos municipales se destinó una primera partida de 1,2 millones de euros para el 2015 y otra de 1,6 para el 2016. De hecho, la adjudicataria se había instalado en el campo municipal, pero la obra nunca comenzó. El pasado 21 de octubre el ejecutivo que lidera En Marea rescindió el contrato, una medida tomada de mutuo acuerdo y a petición de la empresa, Dragados, que consideraba insuficiente el presupuesto. El concejal de Deportes, José Manuel Sande, manifestó que el objetivo que persigue su grupo es una reforma de mayor envergadura.

César Quian

-¿Qué pasos se han dado desde entonces?

Las obras de la cubierta de Riazor siguen en proceso de tramitación y el alcalde Xulio Ferreiro había reconocido el pasado mes de octubre que no se iniciarán antes del verano. Según los expertos, este retraso situaría la fecha de finalización de proyecto no antes del 2020. En diciembre pasado, los cálculos que hizo la oposición al gobierno municipal eran que teniendo en cuenta que la licitación de la redacción del proyecto, su adjudicación y la elaboración del documento rondan los ochos meses, la licitación de la nueva obra no se podría realizar como mínimo hasta finales de año o principios del 2018. Como contestación, desde María Pita se acortaban estos plazos administrativos a otoño de este 2017 y se aseguraba que así las obras podrían concluirse en el 2019.

-¿Qué sucedería si nuevos trozos de PVC caen durante un partido?

Las situaciones de peligro se multiplicarían. Hasta ahora, los principales sucesos han ocurrido antes de la disputa de un partido (abril del 2016) y en la noche del pasado viernes, de nuevo durante las horas previas a un encuentro de Liga. En los últimos tiempos, el Deportivo ha tratado de lavar la imagen del estadio con una importante inversión en accesos, renovación de la publicidad interior, reforma de los baños, cambio de los asientos dañados y mejora de la iluminación. En enero acaba de retirar las lonas que cubrían la fachada, como paso previo a la limpieza exterior y pintado de algunas zonas.